¡OH,
MADRE MÍA QUE ESTÁS EN EL CIELO!
En el huerto
de frutales junto a la ventana de mi
dormitorio
Mi madre tenía plantado un rosal
Cuya fronda, adherida
a las jambas del ventanal
Ofrecía una tupida
miríada de blancas rositas de pitiminí.
En aquellas
ramitas del bello rosal, en primavera
Hacían su cálido
nido una pareja de
Cantores “verdones” de fruitivo color verde,
Tan bellos a
mi vista y a mi corazón
Como la carita
bella de mi madre,
buena que me parió en aquel cortijo
de la ribera
guadalhozana llamada, La Alhóndiga.
Mañana dicen es
el día para amar a la madre.
¡Dios mío, un
día para adorar a la Madre
siendo ellas adorables todos los días que tiene el año…!
Incluso ahora
cuando a diario recuerdo el rosal
Que plantó en
mi reja me estremezco de amor,
<y a par
que a ella celebro a todas las mujeres
porque ya
desde niñas todas las mujeres
son madres, porque su corazón es
ya desde tan temprana edad
una cuna en la
que mecen al muñeco
con tan dulce cual
a un hijo y, le cantan nanas.
¡Sí, el día de
la madre son todos los
Días del año,
si están en la tierra
Como si, con
Dios en el arcano Edén del cielo…!
Yo nunca compré
“en el día de la Madre” regalos para la mía
Porque le rezo
y sigo sintiendo pasión de hijo todos
los días del año.