VERSOS DE
MADRUGADA
Mi puesto no es
pasar la mayor parte de la noche en vela
escribiendo versos que suenan a campanadas antiguas de “agoni”; pero “el hombre propone y
Dios dispone”, que reza el adagio.
Este y otros poemas
sencillos que voy a compartir, están contenidos en un pequeñísimo libro de solo 40 páginas que
atesora nueve poemas escritos por JUAN
ARAGÓN DELGADO, cuyo librito contiene esta dedicatoria: “Al
eminente artista, D. José González Marín, en recuerdo de su actuación en
la la Prisión de Mujeres. Málaga 6 enero
de 1941”. Tenía yo, solo 10 años y por razones obvias, no me dejaron entrar. Pero al salir me regaló el librito dedicado (él se
quedó con otro) que tiene la historia aquí sucintamente relatada. Ahora el
poema que de él he escogido como
compañero de esta triste noche, dicho sin dramatismo: La vida es la vida e
incluye la muerte que nos llevará a
todos como a hojas de árbol por chorrera.
ORACIÓN
Señor.
En mi corazón transido
Que sabe de sentimientos
miles,
En mi pecho dolorido
Azotado por los vientos
Duros por el diario
luchar
Nace hoy esta
oración.
Escuchad, Señor, los
ruegos
De un cansado
corazón:
Piedad, señor,
para el triste,
Para el enfermo doliente,
Para el que en la cárcel gime,
Para el que entre extraña
gente,
Sus pesares no redime,
Para los ucranianos
que
A manos de loco
mueren.
Piedad para el primo Antonio
Que llegada su hora
nos dejó
Y sube al cielo y abrazarse a TI,
Perdón señor para el errado
La senda del bien perdió.
Para el que luchó anhelante
Tras la fe de un
ideal;
Para el pobre
caminante,
Que como el judío errante
Nunca cesará de andar.
Para el lírico poeta,
Para el bravo
navegante
Y el desvalido
emigrante
Que busca el pan en
otros lares
Y despavorido huye de
la guerra.
Y yo, Señor, de
rodillas Te pido:
¡¡Ten piedad de la pobre Humanidad!!