miércoles, 9 de junio de 2010

AMISTAD DE GONZÁLEZ MARIN Y GARCÍA LORCA

Testimonio de la amistad entre G. Marín y García Lorca

A la vista de estos documentos fehacientes, no inéditos, e infinidad de otros en hemerotecas de todos los medios de la primera mitad del siglo XX, que dieron fe del juicio que, como artista y como ser humano de condición bondadosa y leal mereció el insigne artista, José González Marín, entre cuyos admiradores y amigos se contaban personajes s como García Lorca, Alberti, Neruda, Unamuno, Benavente y tantos y tantos otros de todas las ideologías y campos del saber de medio mundo, cuesta trabajo creer que estén en su sano juicio los que, en su pueblo, hoy se dedican a denigrar y minimizar la valía de este universal cartameño. Repetimos, quienes así se conducen por estulticia recalcitrante, odios o malquerencias sectarias, no hacen sino perjudicar el buen nombre de Cártama.

Alude el autógrafo de Lorca que aparece en un poemario que éste envió a su amigo rapsoda, a la sabiduría de éste en temas flamencos, lo cual, era cierto, pues González Marín solía cambiar novedosamente el ritmo del recitado introduciendo en él palos flamencos (cantiñas, bamberas, fandangos, e incluso seguidillas), que aprendiera de sus amigos, el cartameño José Díaz Remirez,"Pitana", y del perote "pena" padre, amén de otros como sus íntgimos Niña de los Peines y Pepe Pinto. También algunos cantaores (Juanito Valderrama y Marchena) le imitaron a la contra, cortando el palo flamenco para introducir recitados. En otra ocasión ampliaremos sobre el particular.

NOTA: De los documentos obtenidos durante varios años para la confección del Libro, "CARTAMA EN SU HISTORIA (EL JUGLAR Y LA VIRGEN PEREGRINA)" ya terminado, por razones de espacio me ha sido imposible utilizar todos los acopiados, que se irán dando a conocer, y comentados, en el presente blogs, porque, ete autor, estima que los cartameños y no cartameños de nacencia, tienen derecho a conocer la historia de su terruño y de los personajes que le dieron prez y gloria, que son bastantes, sin interferencias tendenciosas que insultan las inteligencias más romas.