Así valoraron por todo el mundo de habla hispana a un genial e insigne hijo de Cártama, honra y prez de su pueblo al que dio a conocer por el mundo entero. ¿Y merece que le quiten su nombre al Teatro que lo ha llevado durante sesenta años y se construyó sugerido por un alcalde socialista, Antonio Vargas Franco, en 1.935, y socialista fue el gobierno que, como dice el suelto periodístico de la época desde Venezuela, le concedió la máxima condecoración española por su arte sin igual? Mucho daño está haciendo, y hará, este asunto a todos los cartameños como pueblo, porque ello, obviamente, dice muy poco de su nivel cultural, y, a tenor de ello, que es una bestialidad, se nos está juzgando desde fuera. Quienes le han quitado el nombre a nuestro Teatro, creen, amén de satisfacer un odio denso e infundado, que con eso ganan votos. Ya lo veremos, Cártama tiene ya 21.000 habitantes y la gente no es tonta, y leen, y razonan.