miércoles, 9 de junio de 2010

LA BATALLA DE CÁRTAMA (II)

En páginas anteriores, al hablar de la batalla librada en Cártama el 16 de febrero de 1.812 entre franceses y españoles, al mando de los generales Marasain y Ballesteros, respectivamente, prometí una segunda parte con otros elementos intrahistóricos referidos a dicha efeméride, lo cual, cumplo hoy.

Según actas capitulares de febrero de 1.815 que, literalmente, se transcriben en el cuadro que antecede, y dada la desigualdad de fuerzas entre españoles y franceses, para las gentes del pueblo que vivieron tan dramáticos hechos de sangre y fuego sin víctimas humanas y sin que a los franceses en su huida, como tenían por costumbre, les diera tiempo a dinamitar el Castillo (así lo hicieron con el de Málaga), Ermita u otros centros sensibles para los cartameños, dejando tras de sí un panorama de tierra quemada, fue manifiesta la providencial intervención de su Patrona y Remediadora, Virgen de Los Remedios.

Para más señal de prodigio, cuando vecinos de la villa subieron a la Ermita a comprobar las razones de que las campanas de, este Santuario mariano no hubiesen tocado en clave para pedir apoyo al cuerpo de ejército francés acampado en tierras de Alora, se encontraron que los dos centinelas galos encargados de este menester, no pudieron cumplir su cometido porque, seguramente los viñeros de la cercana sierra de "Las Viñas" ó, quien quiera Dios que fuera, los habían colgado por el pescuezo en las sogas que servían para, desde el suelo, tocar y hacer repicar dichas campanas. Jamás se supo quien, o quienes, colgaron de tal guisa a los soldados gabachos.

En virtud de todo ello, y a tenor del acta referida y arriba insertada, durante varios años la Virgen fue bajada en el mes de febrero, independientemente de las celebraciones oficiales ---que conmemora el remedio de una epidemia de peste en 1,579 (véase mi libro "El Juglar y la Virgen Peregrina") el 22 y 23 de abril---, como agradecimirento del pueblo de Cártama a su Patrona por lo que consideraba una nueva y grande merced concedida en fechas tan luctuosas. Parece que la Virgen, al ver la bravura con que los hombres y mujeres de Cártama defendieron su libertad tan vilmente allanada, se sumó a la lucha codo a codo con su pueblo

Pero, el amor siempre estuvo por encima de la guerra, y, al igual que, según nos cuenta Marimé en su célebre obra "Carmen la de Ronda", una cartameña se enamoró y casó en segundas nupcias con un teniente coronel francés apellidado, J.F. Robión, que a su muerte fue enterrado en nuestra Iglesia Parroquial, según lápida mortuoria que siempre existió en el patio de los naranjos de ésta cabe la sacristía; lápida que ha sido trasladada a algún paradero actualmente desconocido. El eterno y triste destino del patrimonio histórico, arquitectónico y cultural de este pueblo.

Pese a todo, ¡cuán bella, profunda y variopinta es la historia de Cártama. Comete delito de lesa patria chica quienes por sectarismos políticos, por ignorancia o indigencia intelectual, tratan de ofrecerla tergiversada a las generaciones.