viernes, 19 de julio de 2013

CUANDO LEONOR, JUAN CARLOS Y MIRANDA ENGAÑABAN A CÁRTAMA



            Mi buen amigo, Juan Bedoya Vargas,  incansable husmeador en todas las hemerotecas  digitalizadas en busca de referencias de Cártama,  incluye en su blog y también en Facebook  reseñas del Diario Sur de fecha 3 y 4 de  enero de 2.002 respectivamente, que firma la entonces   corresponsal en la Comarca, la periodista Ester Requena.

            En dicho suelto, la periodista atribuye, según le informó la alcaldía de Cártama, el desmoronamiento por  aquellas datas   de la emblemática  Ermita de Casapalma dentro del municipio cartamitano,   a causas fortuitas, lo cual era  absolutamente falso y, así,  lo hizo públicamente esta parte  en réplica   en el mismo medio.

     Es  lamentable y nefasto para el patrimonio cultural de un pueblo,  que su historia se dicte  por irresponsables políticos que hacen de la cultura herramienta para  su medro.

            En efecto, la periodista deja entrever en su crónica que la hizo según le informó la alcaldesa de marras,  al alimón  con Juan Carlos Rodríguez y Manuel Miranda que era el tripartito que regía entonces el municipio.  

             La multisecular ermita-iglesia, como fácilmente se comprueba en una de las fotografías incluidas en el trabajo periodístico de la época, fue asegurada de derrumbe fortuito debido a  corrimientos de tierras  por Obras Públicas ( a sus archivos me remito) al trazar el ensanchamiento de la Autovía Cártama a Campillos levantando un enorme y sólido muro de contención, protector ad hoc, de toda garantía diseñado por ingenieros solventes.

             El derrumbe, con toda seguridad como sabe todo cartameño,  no fue fortuito, sino por orden del equipo de gobierno y por intereses espurios: Un "pelotazo" urbanístico más de Leonor al socaire de lo que vendían como un parque Agroalimentario que nunca se llegó a hacer, pese a los costos  y los daños culturales y materiales que ello conllevó.

            Como Presidente de la Asociación Ermita Los Remedios, acompañado del de la Asociación Fahala,  estuvimos in situs la tarde del día que amaneció la histórica ermita asolada.  Un derrumbe  nocturno   de haber sido fortuito habrían amanecido los escombros por la mañana; pero fueron quitado furtivamente en la misma noche, como le atestiguaba  las huellas de enormes rueda de la maquina que tiró la ermita y las de los camiones que retiraron los escombros.   Por otro lado, estos extremos nos fueron confirmados por el operario de la finca que personalmente llevó a cabo el estropicio historicida, uno más de los incontables que se han llevado, y se llevan, a cabo en Cártama en todos los órdenes. Lo de la aleve nocturnidad de aquel tripartito era habitual en ellos como, `por poner otro ejemplo,  hicieron con la sede de la Asociación Ermita Los Remedios, como revancha por escribir acusando las enormes contradicciones de aquellos mandamases de inafausto quehacer.


            Pero, el suelto periodístico a que nos referimos encierra otra falacia histórica de bulto, al afirmar  que Casapalma, que data de 1.505,  fue la “última cárcel de la Inquisición...e incluso allí se realizó la última ejecución de una persona por dicho estamento en el siglo  XVIII” Eso también una falsedad histórica, entre otras razones  porque la Inquisición enviaba  sus reos para ser juzgado en Granada. Lo que sí es cierto, es que por ser el dueño de Casapalma señor de los llamados de  horca y cuchillo de la época medieval,  la mansión tenía una mazmorra con utensilios de represión delegados  conforme a la bárbara época,  de los que algunos parece que se conservaron hasta no hace  muchas décadas.

              Por un tiempo, en esta Ermita hubo una comunidad de  PP. Domiunicos, hasta que pasó a ser dependiente dela Parroquial de Cártama.


            Según el Cronista Diocesano, Lisardo Guedes, a quien tuve el honor de conocer,  Cártama fue  en una época, villa levítica, y llegó a tener  siete ermitas e iglesias, una de ellas, Casapalma; pero esto no es de este momento reseñar, y, por otro lado, creo haberlo comentado ya en otra entrega de este blog. Ahora sí cabe mencionar la de Santa Ana, que era de patronato de viñeros y labradores ubicada cabe  la carretera en la cuesta que sube a Cártama desde  Coín. En ella nació el célebre culto a la Madre de la Virgen, que dio lugar a la  hasta hace poco virgílica fiesta de “Los canastitos”, en celebración del día de la santa. 

              Queda patente en este episodio periodístico, el daño intelectual e histórico que se irroga a las generaciones venideras a las generaciones venideras cuando se escribe de hechos transcendentes sin constatarlos rigurosamente. 

              Como también queda meridianamente claro los  daños materiales, morales y emocionales que la mentira hace al pueblo liso y llano, crédulo y confiado con  sus políticos, que en este país han adoptado la mentira, el chisme y la trola irresponsable y capitalizada  electoralmente como argumento de "trabajo" dialéctico. 

             Es peor la mentira en sí, que el vicio que se pretende tapar con ella. La palabra, amén de pocos argumentos más,   es lo que nos distingue de los animales; de tal manera que, cuando mentimos, nos convertimos en irracionales, en humanos prostitutos.

              Lo que Leonor hizo con una joya del  patrimonio histórico-cultural de Cártama, es lo que está haciendo a marchas forzadas con el partido que preside en Cártama, el PP.