Grupo de amigos. "Antoñico con camisa azul", lo que no fue óbice para ser uno de los seres más honrado, más servicial y desprendido que he conocido, con cuya amistad me honré.
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Empecemos diciendo que el eximio artista de Cártama jamás fue político tal hoy se entiende y se ejerce la política: capitalizadamente sectaria y con actitudes maniqueas e intolerantes. Su política era amar a su Patria, querer lo mejor para ella y, su arte noble y único que lo entendía como una forma de coadyuvar a la grandeza de España difundiendo por todo el mundo de habla hispana nuestra cultura.
Intelectualmente, en su tiempo fue maurista y, dentro de ello, republicano. Se alineó a Ortega y Gasset, Marañón, Pérez de Ayala, gran amigo suyo, Pío Baroja al que también le unía buena amistad y, como otros artistas e intelectuales apostó por la República. Al tener cotidiano contacto con la realidad, debido a sus constantes viajes de pueblo en pueblo y ciudad en ciudad de España boleando versos en la besana del pueblo llano, vio arder las iglesias, quemar los archivos, los topes, los boicots arbitrarios etc, y, por ende, fue uno de los primeros en percatarse y comprender que : "no era esto, no era esto..", igual que gritaron Ortega, Marañón, P.Ayala etc.
Un día, en la tertulia "La ballena alegre" en los bajos del Hotel Lyón de Madrid, en donde tenía lugar sendas tertulias, de intelectuales, artistas, etc, y, otra de políticos, fue invitado a la de estos por José Antonio Primo de Rivera por mediación del también falangista y escritor Maximiano García Venero, que tanto escribió después sobre Cártama. Como era lógico, en esta tertulia fue recitando escogidos poemas de su repertorio, y, en un momento dado, José Antonio (que era poeta además de político y abogado) le instó: "Pepe recítame de nuestro amigo García Lorca..., tengo hambre de su poesía". Le declamó casi todo el Romancero Gitano del poeta granadino.
En esta reunión acompañaba a González Marín, el que era chófer y ayudante escénico, el célebre Antoñico que estuvo atento a los argumentos que José Antonio expuso a González Marín para que se apuntara a falange, cosa que el recitador eludió aduciendo que otro día lo haría. No así Antoñico, que le dijo al político: "Don José Antonio, a mí si me puede usted apuntar ahora mismo..., me ha emocionado con sus palabras" José Antonio lo apuntó y, en muchas ocasiones cuando estaba en Madrid, llevó en el coche del rapsoda a José Antonio a algún sitio de incógnito.
Pasado algún tiempo, viniendo una tarde José Antonio con otros compañero, le dijeron: "En San Sebastían actúa esta tarde y noche, Pepe González Marín. La comitiva se desvió para presenciar la última función, y fue entonces cuando ya de madrugada aún seguían llenado el aire los arpegios poéticos, cuando González Marín se apuntó, más que nada por un sentido romántico, a falange. Era el año 1.934.
En todo caso, su adscripción formal,. no fue óbice para que el genial cartameño conservara por encima de politiquerías el sentido de la amistad y la tolerancia, esa que le niegan los macanditos de su propio pueblo, la mayoría hijos de falangistas, y algunos juramentados en los Principios Fundamentales del Movimiento.
Como una muestra de lo antes dicho, nada más elocuente que el testimonio de un alto personaje republicano de izquierdas (yo siempre argumento con la verdad por bandera; odio la mentira y la distorsión de la Historia), según el suelto periodístico que inserto a continuación, como también resulta elocuente en el mismo sentido la siguiente entrega. Cuando el Decreto de Unificación franquista, dejó prácticamente de ser falangista. Es Historia:
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