Parábola
El
establo sin heno, aún huele a niño nacido sin semilla de esposo, sin espasmos
de madre, y el buey y el asno en sus
burdos pesebres, lloran lágrimas de esclavitud y se sienten huérfanos
de milagros.
Vida
El
vino dulce de tus saberes --sicología rural-- ya no empapa caletres de las
gentes de ahora, que todo lo ignoran y todo creen saber y viven soñando que son
dioses para lo que Dios les estorba. No encuentran, empero, el camino y la senda de luz y verdad que Tú indicaste para hallar
el destino.
Triunfo
Aquel
Procurador de Judea, que en Cartima (cuna de su mujer Claudia) muriera según
leyenda ancestral, te hizo un enorme favor: lavar sus manos y obsequiarte un
labrado árbol para erigirte en Dios. Y
nosotros, los hombres, como dioses
enanos seguimos nuestra lucha
contra el cielo insondable que Tú prometiste.
Dolor
Rabí,
me duele el alma de hijo de la tierra, cuando pienso que ineptos políticos, disidentes del humanismo,
quieren ocupar tu lugar, y silenciando tu nombre, manipulan a una chusma de
vagos anormales y alienados.
Invocación
Es
necesario, ¡Cristo de veredas y huertos getsemánicos...!, que vengas otra vez,
alzado el ademán, fustigando iracundo
al tropel de “erenianos”
(ERE), de corruptos y de desalmados mataniños (“dejad que los niños se acerquen a Mí”)
en los vientres maternos tal Herodes feroces y crueles.
Ven. Cambia este sistema explotador que existe,
por el que triunfan los ricos más ricos, y el pobre siempre está triste, y...,
el justo, siempre es derrotado. Yo lo se.
¡Ven!..., te prometemos otra cruz. Judas que te vendan aún existen...