De
la categoría humana y cualidades profesionales de Matías Prats, muerto hace un tiempo a los 90 años de
edad, han hablado todos los medios y le
han dedicado justos encomios y semblanzas los más acreditados periodistas,
artistas, escritores, etc, de España.
Por mi parte, pues, y ya que tengo a mi disposición este medio comarcano,
cumple sólo dedicarle un humilde homenaje de gratitud por la amistad que desde hace muchos años me dispensó, alimentada al
principio en la casi cotidiana relación,
y, zurcida últimamente, tras muchos años de distancia física, de la forma que
paso a enumerar.
Lo
conocí, allá por el año 1.940, en el comercio de aparatos musicales, discos
y radios que Rodolfo Prados tenía en la malagueña calle Larios, o quizás en
calle Martines. Tenía yo unos trece años,
y aquel día acompañaba a Pepe González Marín a su frecuente entrevista con el locutor.
Le seguí tratando con frecuencia mientras estuvo en Málaga de locutor en Radio
Nacional, unas veces cuando me
desplazaba a la capital y, otras, cuando él lo hacía a Cártama a casa de
González Marín, que solía piropearlo
diciendo de él : “ Cuando Matías habla, su sola voz tiene mayoría
absoluta ”.
Hará 20 años, cuando en Antena Tres Televisión comentaba una corrida de rejones, resultó que un caballo de uno de los rejoneadores se llamaba, precisamente, “ Cártama ”. Los
sabrosos comentarios adicionales con que Matías Prats solía siempre guarnecer el acto concreto que radiaba o retransmitía por televisión, ya
fuera boxeo, fútbol o toros, en aquella ocasión, y aprovechando el nombre del caballo, fueron para Cártama; con
especial y patente emoción, para recordar al amigo, Pepe González Marín.
Le llamé por teléfono para agradecerle, como cartameño,
el cariñoso encomio que desde las ondas televisivas había hecho de Cártama y de
su ilustre hijo. Recordamos tiempos
pasados, y, con ostensible nudo en la garganta, me manifestó: “
Dile en mi nombre a las gentes del pueblo de Cártama, que lo que están haciendo
con la memoria de su universal paisano es un crimen de lesa gratitud ”.
Cuando en 1.987, le pedí un testimonio sobre nuestro artista para
insertarlo en la parte que me
correspondía escribir en el libro “ El
Faraón de los decires ( Biografía de González
Marín) ”, recordó lo que con ocasión del caballo “Cártama” me había dicho, e
insistió: “ No te autorizo a decir en mi nombre otra cosa; se valiente y di eso
en defensa de la memoria de nuestro amigo muerto”. Fue testigo de esta conversación,
Pedro Dueñas, otro de los autores (con José Luís Jiménez), del citado libro. Por
ser un tomo y autoría compartida, no me
pareció oportuno incluir en él tales
palabras de Matías Prats. Hoy, y después de otra generosísima deferencia que
por mediación mía tuvo con Cártama y que a continuación amplío, he querido
cumplir su deseo. Dicho queda: "lo que se está haciendo en Cártama con la memoria de nuestro universal paisano es un crimen de lesa gratitud".
Hace cuatro años, con ocasión del Primer
Certamen de Rapsodas, González Marín,
conjuntamente con otro común amigo ( Pepe Gallardo), pedimos al entrañable
locutor, que entonces veraneaba en Marbella, concediese una entrevista filmada
al Ayuntamiento de Cártama para pasarla durante la celebración de dicho Certamen.
Me contestó : “ Hombre, cómo no, pidiéndomelo quien me la pide y, para hablar
de quien vamos a hablar... ”. Matías Prats y su señora nos recibieron con
exquisita amabilidad. Él, estuvo
hablando durante una hora ante la cámara del Pepe González Marín amigo, artista
genial y hombre bueno que fue. Me acompañaban la entonces concejala de Cultura, Remedios Vargas y mi amigo, Antonio Fuentes Franco.
Dicho sea de paso, por petición mía, mi entrañable amigo el escultor, José Mª Palma, regaló al Ayuntamiento de Cártama "La musa" (estatuilla de madera que hizo ex profeso para el Certamen de Rapsodas Internacional para regalo físico a cada interviniente, aparte del premio en metálico a los ganadores. Muchos beneficios desinteresados he deparado a lo largo de mi vida a mi Ayuntamiento y jamás he deseado gratitud alguna ni contrapartida por ello. Pero sí me embarga la amargura cuando sufro una insidiosa persecución de la entidad, entre otros a través de su Cronista y amanuense oficial contra mí y mis libros, por el delito de amar a mi pueblo y actuar en consecuencia durante una vida de 84 años.
Matías Prats fue también un poeta. Como tal
hizo sus primeros pinitos literarios. Por ello, al hablar al final de dicha
entrevista de la genial
interpretación que nuestro recordado Pepe González Marín hacía de algunos poemas de Juan Ramón Jiménez ( pasajes de “ Platero y yo”, “ La
cojita “, “ El niño Pobre”, “ Las carretas” etc ), al citarle, ya en la puerta
despidiéndonos, el soneto “ Octubre” del mismo autor, ambos recordamos y
rendimos un último homenaje al amigo lejano en el tiempo y cercano en el
recuerdo, Pepe González, recitando al alimón dicho poema.
También Matías Prat fue un amigo bueno, no un buen amigo; no es lo mismo.