Imagen de refugiados de Siria
hacia Alemania. Es una metáfora de la infinita ternura y, al tiempo, del dolor
de la injusticia inmotivada que nos lleva a estremecidas interrogantes: ¿Por
qué? ¿por qué los niños también, que
culpas tienen…?
Según
cálculos fiables, el mundo puede alimentar tal está hoy a 15.000 millones de
seres humanos. Su población, empero, no pasa de 7.000 millones y, dos tercios
de ellos, pasan hambre e injusticias como la que nos muestra la fotografía. Un
tercio de la población, pues, acapara y disfruta de bienes ajenos. Sin más
comentarios; sería predicar en el desierto de las almas; incluso podrían objetarnos que la culpa es de Dios… como sucedió al
célebre jesuita cartameño del siglo XVIII, LUIS LÓPEZ ALTAMIRANO, mediador de la Orden entre los jesuitas de
las Misiones Guaraníes para que acataran el Tratado de Límites entre España y
Portugal. Tras una masacre realizada por los portugueses entre los indios que se
resistían a abandonar las Reducciones jesuíticas, el jesuita cartameño preguntó
al Delegado de los portugueses si no se había podido evitar tal masacre entre
los indios. Le dijo aquel que no, que “ha sido designios de Dios”. “¡¡Designio de
Dios no, de los hombres!! Y, ahora,
todos culpables.