martes, 29 de septiembre de 2015

¿POR QUÉ LOS NIÑOS TAMBIÉN?



                                
            Imagen de refugiados de Siria hacia Alemania. Es una metáfora de la infinita ternura y, al tiempo, del dolor de la injusticia inmotivada que nos lleva a estremecidas interrogantes: ¿Por qué? ¿por qué  los niños también, que culpas tienen…?

            Según cálculos fiables, el mundo puede alimentar tal está hoy a 15.000 millones de seres humanos. Su población, empero, no pasa de 7.000 millones y, dos tercios de ellos, pasan hambre e injusticias como la que nos muestra la fotografía. Un tercio de la población, pues, acapara y disfruta de bienes ajenos. Sin más comentarios; sería predicar en el desierto de las almas; incluso  podrían objetarnos   que la culpa es de Dios… como sucedió al célebre jesuita cartameño del siglo XVIII, LUIS LÓPEZ ALTAMIRANO, mediador de la Orden entre los jesuitas de las Misiones Guaraníes para que acataran el Tratado de Límites entre España y Portugal. Tras una masacre realizada por los portugueses entre los indios que se resistían a abandonar las Reducciones jesuíticas, el jesuita cartameño preguntó al Delegado de los portugueses si no se había podido evitar tal masacre entre los  indios. Le dijo aquel que no, que “ha sido designios de Dios”. “¡¡Designio de Dios no, de los hombres!!  Y, ahora, todos culpables.