miércoles, 13 de octubre de 2021

 

  DOS COJONES DE FINITO DE CORDOBA  EN MONTORO.

Ayer  día 12 octubre, fiesta de la Virgen del Pilar, se celebró una corrida de toros en la Plaza de Montoro, con ganado, que dieron fantástico juego, de  Fuente Ymbro  para Finito de Córdoba, Curro Díaz y, la novillera Rocío, saliendo todos por la Puerta Grande.

Vi la corrida;  cuando terminó el paseillo a los acordes de un pasodoble como es lo habitual, la orquesta inició otro pasodoble cañí. Y aquí ocurrió algo realmente emotivo protagonizado por Finito: No más empezar dicho pasodoble, el torero cordobés se encaminó a la guardia civil que se encontraba en unos asientos de barrera, y discutió con ella sobre lo que enseguida supimos; les pidió que llamaran por sus medios al Presidente de la Corrida y le dijera que él no toreaba si en vez de los acordes cañí, no sonaba el HIMNO DE ESPAÑA. Dije para mis adentros, ¡¡Olé tus cojones…!!. Vi que el presidente  era reticente a acceder pero, se vio  que un señor  sentado a su vera  ostensiblemente  le sugería  evitase el follón que se iba a liar y, el "Presi",  coge el teléfono y habla con alguien; tras colgar, a Finito, que iba ya por los  medios del ruedo  se supone que dispuesto a ir al calabozo, pero saliendo por la Puerta Grande como debía ser y se le notaba la intención,  le dicen los suyos desde un burladero que el Presidente ha entrado por uvas y se va a tocar el Himno español, como por otro lado estaba de cajón que se hiciera: Nuevamente grité estentóreamente puesto en pie de un salto patriótico: ¡¡¡Olé tus huevos, viva la Guardia Civil y la Virgen del Pilar…¡¡¡ Mi mujer asustada me grita ¿te has vuelto loco?. ¡¡¡¡Siiiiii, coño, no es para menos!!!

Durante la corrida, hasta el torilero estuvo henchido de gozo y orgulloso de ser español; los toros, lógicamente, se  fueron desorejados y sin algún rabo al desolladero arrastrados al son de las alegres esquilas de las mulillas.   

 La emoción se sobredimensiona al coincidir el suceso referido con otro de Manolete antaño y la injusta  actitud de  los mandatarios iberoamericanos contra la Colonización española y, concretamente, contra Colón cuyas estatuas se destruyen sistemáticamente por doquier, para así blanquear los mandamases de aquellas repúblicas,   sus propios problemas de  gobierno por la estulta e indigente parquedad intelectual de sus gobernantes, en su mayoría mestizos, lo cual es honra para España.  

Recorrió todo el mundo el gesto de Manolete cuando,  una tarde que  toreaba en la Plaza el Toreo de la capital de Méjico, en donde vacaban los exiliados de la II República  española  a todo confort señorial con el tesoro  que el socialista Indalecio Prieto se llevó robado  a bordo del barco “Vita” también robado ya que se trataba del antiguo Giralda Real decomisado a Don Juan de Borbón, si mal no recuerdo el dato histórico.

Cuando  Manolete y los dos toreros más, reparó que la corrida estaba presidida por el ladrón socialista, Prieto, y que la bandera que ondeaba en la plaza era la de la II República española, dijo que mientras no se retirara aquella  bandera y en su lugar ondeara la española de verdad, no toreaba y, ello con la plaza como siempre que el toreaba, llena hasta sobrepasar en mucho el aforo y reinaba un silencio total y expectante.  Viendo la Presidencia que Manolete no cedía y permanecía hierático con un bocado mantenido en el capote de brega,  reunidos in situ empresa y políticos de la bananera república española, optaron por quitar el trapo republicano y colgar la enseña española roja y gualda. Al primer toro Manolete le cortó las orejas y el rabo, el segundo, que le cogió con grave herida antes de entrar a matar, le llevaron a Manolete a la enfermería  también las dos orejas y el rabo.

Cuando terminó la corrida, al salir de la Plaza  Prieto y el resto de la plebe, uno de esos habituales lameculos se le acercó al cabizbajo Prieto y le dijo: “Señor Prieto  qué me dice usted de  la desfachatez del fascista Manolete…” Le contesto don Indalecio. “Que es el único español que con dos cojones no ha hecho el ridículo en Méjico..” Lo contó delante de mí a José Gonzalez Marín en el hall del Hotel Colón de Sevilla, el torero, amigo de Manolete como es sabido, Rafael de los Reyes, “Gitanillo de Triana”. 

    Las matizaciones un tanto innecesarias que digo, son fruto de mi orgullo de ser español cuando veo que todavía hay en España tíos con dos cojones para defender nuestra Patria.