DOS COJONES DE FINITO DE CORDOBA EN MONTORO.
Ayer día 12 octubre, fiesta
de la Virgen del Pilar, se celebró una corrida de toros en la Plaza de Montoro,
con ganado, que dieron fantástico juego, de
Fuente Ymbro para Finito de
Córdoba, Curro Díaz y, la novillera Rocío, saliendo todos por la Puerta Grande.
Vi la corrida; cuando terminó el paseillo a los acordes de un pasodoble como es lo habitual, la orquesta inició otro pasodoble cañí. Y aquí
ocurrió algo realmente emotivo protagonizado por Finito: No más empezar dicho
pasodoble, el torero cordobés se encaminó a la guardia civil que se
encontraba en unos asientos de barrera, y discutió con ella sobre lo que enseguida supimos;
les pidió que llamaran por sus medios al Presidente de la Corrida y le dijera que
él no toreaba si en vez de los acordes cañí, no sonaba el HIMNO DE ESPAÑA. Dije
para mis adentros, ¡¡Olé tus cojones…!!. Vi que el presidente era reticente a acceder pero, se vio que un señor sentado a su vera ostensiblemente le sugería evitase el follón que se iba a liar y, el "Presi", coge el teléfono y habla con
alguien; tras colgar, a Finito, que iba ya por los medios del ruedo se supone que dispuesto a ir al
calabozo, pero saliendo por la Puerta Grande como debía ser y se le notaba la
intención, le dicen los suyos desde un
burladero que el Presidente ha entrado por uvas y se va a tocar el Himno
español, como por otro lado estaba de cajón que se hiciera: Nuevamente grité estentóreamente
puesto en pie de un salto patriótico: ¡¡¡Olé tus huevos, viva la Guardia Civil
y la Virgen del Pilar…¡¡¡ Mi mujer asustada me grita ¿te has vuelto loco?.
¡¡¡¡Siiiiii, coño, no es para menos!!!
Durante la corrida, hasta el torilero estuvo henchido de gozo
y orgulloso de ser español; los toros, lógicamente, se fueron desorejados y sin algún rabo al
desolladero arrastrados al son de las alegres esquilas de las mulillas.
La emoción se
sobredimensiona al coincidir el suceso referido con otro de Manolete antaño y
la injusta actitud de los mandatarios iberoamericanos contra la
Colonización española y, concretamente, contra Colón cuyas estatuas se destruyen
sistemáticamente por doquier, para así blanquear los mandamases de aquellas
repúblicas, sus propios problemas de gobierno por la estulta e indigente parquedad
intelectual de sus gobernantes, en su mayoría mestizos, lo cual es honra para España.
Recorrió todo el mundo el gesto de Manolete cuando, una tarde que toreaba en la Plaza el Toreo de la
capital de Méjico, en donde vacaban los exiliados de la II República española a todo confort señorial con el tesoro que el socialista Indalecio Prieto se llevó
robado a bordo del barco “Vita” también robado
ya que se trataba del antiguo Giralda Real decomisado a Don Juan de Borbón, si
mal no recuerdo el dato histórico.
Cuando Manolete y los
dos toreros más, reparó que la corrida estaba presidida por el ladrón
socialista, Prieto, y que la bandera que ondeaba en la plaza era la de la II República española, dijo que mientras
no se retirara aquella bandera y en su
lugar ondeara la española de verdad, no toreaba y, ello con la plaza como siempre que el
toreaba, llena hasta sobrepasar en mucho el aforo y reinaba un silencio total y expectante. Viendo la Presidencia que
Manolete no cedía y permanecía hierático con un bocado mantenido en el capote de
brega, reunidos in situ empresa y
políticos de la bananera república española, optaron por quitar el trapo
republicano y colgar la enseña española roja y gualda. Al primer toro Manolete
le cortó las orejas y el rabo, el segundo, que le cogió con grave herida antes
de entrar a matar, le llevaron a Manolete a la enfermería también las dos orejas y el rabo.
Cuando terminó la corrida, al salir de la Plaza Prieto y el resto de la plebe, uno de esos habituales lameculos se le acercó al cabizbajo Prieto y le dijo: “Señor Prieto qué me dice usted de la desfachatez del fascista Manolete…” Le contesto don Indalecio. “Que es el único español que con dos cojones no ha hecho el ridículo en Méjico..” Lo contó delante de mí a José Gonzalez Marín en el hall del Hotel Colón de Sevilla, el torero, amigo de Manolete como es sabido, Rafael de los Reyes, “Gitanillo de Triana”.
Las matizaciones un tanto innecesarias que digo, son fruto de mi orgullo de ser español cuando veo
que todavía hay en España tíos con dos cojones para defender nuestra Patria.