EXCESO DE ADVOCACIONES MARIANAS
En Cártama entre el pueblo y Estación
tenemos varias advocaciones marianas que suscita la siguiente pregunta: ¿No son
demasiadas advocaciones marianas? No es mejor reducirlas todas a una, para
evitar confusiones, especialmente en la gente más sencilla, y más teniendo en cuenta que Cristo sólo tuvo una
Madre?
También he leído a un intelectual de pro, que no entendía cómo
la Iglesia permite (y aún fomenta, como es el caso incomprensible de Cártama), la
proliferación de advocaciones marianas: Santa Ana, El Carmen, y la tradicional y señera de Los Remedios,
etc.
Razonaba, no sin razón y lógica, que
la diversidad de nombres pueden inducir en el pueblo a errores, en concreto a
dos: Que se trata de Vírgenes distintas e incluso que se establezca
competencias entre una y otra imagen, sin sentido e irreverentes como ya está
ocurriendo en cierta medida progresiva en Cártama.El peligro es cierto y es malo
callarlo. La Virgen María es una sóla,
la misma para todos. Y el problema se
acentúa en Cártama porque el hecho de que la Iglesia haya permitido que se
instale a bombo y platillo la Imagen y advocación de la DIVINA PASTORA, con un
alarde de competencia a la Patrona Real,
nuestra Señora de Los Remedios ---cargada de historia sublime y tradición milagrosa
de cinco largos siglos, regalo de los Reyes Católicos--- hace absolutamente
manifiesto ya ese peligro de competencia, lo cual era innecesario, pues, si el caso
de la deficiente pastoral del Párroco necesitara un apoyo populista explotando
el sentimentalismo de la gente, ahí tenemos la tradicional advocación de Santa
Ana, Patrona secular de los viñeros y labriegos locales y, ni más ni menos,
Madre de la Virgen María a su vez Madre de Jesús de Nazaret.
Suscita también no pocas sospechas el
hecho claro, de que se trate por medios
tácticos ad hoc políticos clericales para impedir el acceso al Santuario por su entrada
de Trascastillo y también que los
devotos aparquen en una tierra de secano sin que el dueño de los mismos lo prohíba.
Y más sospechosos, cuando estamos ante una cadena de actuaciones espurias del
mismo tenor y origen que resultan muy llamativas.
Cuando con los motivos religiosos se
hace política de zapa onerosa a la sociedad y el cura es anuente a saber por
qué, el caciquismo aleve y electoralista hace presa en la razón y en la
sencilla fe del pueblo. Este no es solo un problema religioso sino, también,
cultural que en puridad atañe a toda la sociedad civil que debiera reaccionar
en coherencia con la devoción que dice tener a su Patrona.
¿O, quizás, estamos ante una fe
fetichista sin compromiso espiritual? Me niego a pensarlo, pero es que tenemos
a nuestra Patrona egregia en condición de ocupa en su propia casa, la ermita
que a los cinco siglos de propietaria por regalo real al pueblo de Cártama, le
ha sido expropiada prevalidos de trámites legales presuntamente manipulados.