sábado, 16 de octubre de 2021

 

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     TESTIMONIO DE UNA INJUSTICIA BRUTAL DEL AYUNTAMIENTO DE CARTAMA  (II)

Esta foto es un testimonio inapelable de la generosidad de un caballero amante de su pueblo y sus gentes, que le homenajeaban este día por su ayuda al futbol y por trayectoria humana, aunque tras su muerte, la envidia y el odio denso y mostrencos  se cebaron en su  memoria y fama, especialmente  algunos alcaldes y políticos socialistas actuales, contra un paisano egregio  que llevó la cultura española una y otra vez por tres continentes ---Nadie debe a González Marín mayores favores,  incluso a niveles nacionales y, a las hemerotecas me remito: Vitoria Kent, Margarita Necker, la Pasionaria, Juventudes socialistas , alcaldes  socialistas como el de   Málaga, etc.etc que cada que organizaban un acto benéfico teatral, la base  era José Gonzalez Marín, hijo de la Comarca del Guadalhorce (puedo aportar recortes de prensa en abundancia)---

Y, los 36 socialistas de Cártama que incluso jugándose la vida ,que en  el cuartel de la Aurora de Málaga,  avaló, ¡¡con su firma!!,  ya formados para ir a un Campo de Concentración, y se los trajo consigo a Cártama a vivir tranquilos con sus familias, hijos, esposa, etc., hecho que consta en Acta del Pleno del Ayuntamiento de fecha 20 febrero 2.014.  Son hechos que contradicen a  la cacareada justicia  de los socialistas. El Pleno que cito era fruto de una moción que puso el PP en ruego de que se restituyera el nombre al, Teatro José González Marín, que precisamente,  fue idea de un alcalde republicano, mi tío abuelo al que yo quería  mucho, Antonio Vargas Franco, que los propios socialistas integrados en el  F. Popular  mataron porque tenía una piarilla de cabras que él mismo careaba y ordeñaba, y eso “es de capitalista…” tal lo consideraban  aquellos  señores socialistas. Son hechos.

Fue sobre el año 1.953, siendo alcalde don Francisco Romero Martín cuando éste compró los terrenos para hacerle a Cártama un campo de deportes, ya que éstos se celebraban en la Plaza, en la Era de las lobas o, en el Arroyo del judío de forma inadecuada. Esos terrenos, en donde hoy  se ubica el campo de deportes en Cártama-pueblo era una ladera que había que allanar y, entonces, no existían  máquinas niveladoras lo que imponía el allanado con yuntas arrastrando grandes  cucharas de madera”.

Estaba yo presente cuando el alcalde, Romero Martín,  le dijo a José González Marín: “Pepe a tí te quieren mucho los labradores y están deseando  que tú les  pidas algún favor. Por favor pediles tú que con sus  aperos manden sus yuntas y nivelen el piso del nuevo campo de deporte que tanta falta hace a Cártama para que se desarrollen físicamente los niños y los jóvenes establezcan equipos…”

No hubo  un labrador que no enviara  sus yuntas con su enorme cuchara niveladoras    a colaborar en  el complicado allanamiento del campo de futbol, terreno que,  no tardaron las decenas de yuntas  en tener perfectamente allanado.

Después, lógicamente se necesitaban equipamientos paras los jóvenes deportistas (botas, calcetines, pantalones, camisetas, etc) y, nuevamente, la directiva  recurrió a Pepe González Marín  para que solucionara el problema y, de inmediato, aquel hombre bueno y amante de su pueblo,  escribió una carta para José Luis Estrada Segalerva  que se la dio a Miguel Fijones, Juan Bedoya, Salazar y Chatete y, fueran con un vehículo y se la entregaran en su domicilio en el Viso, a  Estrada que era presidente  del Club Futbol Málaga y del Atlético Malacitano, filial.  

La comisión fue en el turismo de alquiler  de Manolillo Vicente. Cuando José Luís Estrada leyó la carta y vio el coche que llevaban les dijo: “Y, en ese vehículo ¿qué cabe…?; ir por una camioneta y llevaros esta carta mía para el encargado de almacén del Club…”  Nos llevamos (yo fui en esta ocasión)  la camioneta  chata de Miguel Faura que dicho sea de paso, no quiso cobrar el porte y,  totalmente admirados de la “suerte” regresamos con  el cajón de la camioneta  repleto de equipaciones surtidas por tallas (botas, camisetas, calzoncillos, etc), que equipó a los jóvenes  deportistas cartameños   para años y años. Siempre que había un partido  y estaba en Cártama, era un gesto que le divertía el que varios mozalbetes  fueran   por él en una burra con aparejo de fiesta y entre todos lo llevaban al campo de futbol en donde en sitio especial le tenían preparado un sillón cómodo (ya era mayor y estaba delicado de salud por aquella época) con asiento de aneas y brazos de madera en donde rodeado de vecinas del campo y conocidos veía y comentaba el partido. Terminó siendo un asiduo aficionado al futbol.

En aquella época tuvo que ir a América a cumplir unos compromisos teatrales por varias repúblicas de allende el océano, y cuando volvió se encontrón que sus queridos paisanos  le había puesto su nombre, en total justicia, al campo de deportes por unanimidad de todo el futbol local. Y le hicieron sendos homenajes, perteneciendo al primero las fotos que yo hice con la máquina del alcalde, José Mora, quien  quería salir en la fotografía. No sólo ahora a los alcaldes les gusta más que a un tonto un lápiz, salir en las fotos.

Pasado el tiempo,  una estulta y nefasta Corporación Municipal Presidida por José Garrido acordaron quitarle el nombre  y, con triste agravio comparativo que siempre practicaron los socialistas  le pusieron el nombre de un hombre un tanto ido, que vestido a estilo del oeste americano, pregonaba por las calles que él era sheriff de Cártama. Alevosía sistemática  contra  quien  más hizo por Cártama en toda su Historia.

También es única en la Historia de los pueblos  la alevosía ruin de los munícipes  citados y,  de otros  tales por su anuencia cobarde con la estulticia.