Algibes árabes independientes, del existente en la cima del Castillo, a 100 metros uno de otro en el mismo camino de subida al Santuario de la Ermita (Fotografía
propiedad de Fco. Baquero)
A principios del
presente siglo, hará unos diez años, el Ayuntamiento de Cártama
siguiendo unas pistas
arqueológicas cuya naturaleza ignoro, realizó una cata en el centro del camino de subida a la Ermita y, otra, en un pequeño rellano existente
al final del tramo entre el segundo y tercero canapé.
En la primera, en el
centro de dicho trecho, afloró un aljibe agareno que fue desenterrado, y
proporcionó notable número de testigos
arqueológicos (cerámica de muy variadas épocas, monedas, restos de menajes, adornos,
etc) que, una vez separadas del relleno, nadie supo el camino que tomaron, tal
ocurre siempre en Cártama.
Este aljibe se volvió
a enterrar. Ello era lógico porque obstruía el camino, salvo que se salvara
este obstáculo con una pequeña obra, aunque, de ello, doctores tiene el consistorio
“muy escribíos y muy leíos” cual uno de ellos me aseveró de sí mismo mirándome
a las hombreras. Un carné es tan socorrido
que hasta otorga ciencia infusa a quien
el partido lo dispensa. Las aguas que este depósito almacenaba eran, según los prácticos, las sobrantes
del otro aljibe que estaba, y está hoy bajo tierra, a superior nivel.
El segundo depósito, que aparece en la foto de arriba, también vuelto a enterrar --una vez
expoliadas por propios y extraños sus inigualables muestras arqueológicas,
testigos de dilatadas etapas de nuestra historia desde los íberos-- tenía forma cúbica de sobre 3 metros (cito de memoria) de ancho, largo y fondo.
Como se aprecia en la fotografía, tenía dos entradas
de agua, marcadas con las flechas, “amén de las llovedizas” en su tiempo”. Ambas entradas, claramente procedentes mediante atanores de la parte Sur, es decir, de la Sierra de Trascastillo. Una
fuente es de suponer era la de del Lagar, llamado de Pupilo, y la otra de la célebre Fuente Miranda, ya en la cima del cerro de las Viñas, cabe la
viña de Faura. Este aljibe sí era fácil conservarlo para recreo de nativos y visitantes nengrosando el valor turístico del paraje como una
joya más de nuestra sedente historia; pero, desgraciadamente ésta a veces dramática, es al fin historia entrañable y dolorida, y la están escribiendo indigentes
intelectuales con alto grado de sectarismo fanático. Así va España y, como no podía ser menos, Cártama, en donde toda mentira tiene su hábitat y todo estropicio histórico su asiento
En los cuarenta y cinco años que llevo de cronista independiente de la villa de Cártama (ni zocatos ni diestros consiguieron nunca apesebrarme ni hacerme amanuense de sus intereses, casi siempre espurios (y miren que lo han intentado)-- yo no he visto hacer con nuestra historia más que estropicios sectarios.
Espero no me tiren de la lengua; lo dicho es "na comparao con lo decible", porque, por ejemplo, peor sucedió con el agua que otrora nutría la llamada alberca de Carrión, de confección quizás anterior a los moros, que nacía por debajo del Cortijo Barceló y, al hacer la autovía Málaga Campillos, afloró con un caudal impresionante.
Se le pidió al Ayuntamiento que cerca de ella, cabe el antiguo camino de Almotaje (también asolado por ediles historicidas) hiciera una fuente garantizada que era el fluir constante y, alegaron que, como la idea era de otro, no la hacían. ¡Y no lo hicieron!. Y el agua está perdida.