La
suave corriente de agua de la moruna acequia, mesa con arrobo de núbil hembra
la tupida y larga melena de hierba punta que brota de los quijeros del cauce de regadíos.
Entre el
fulgente verdor de la flexible hierba, las ranas croan salmodiando el cielo en
las noches de luna llena. Sólo en las noches oscuras deja de oírse el crua, crua de las ranas y, los perros rompen el silencio con insidiosos
ladridos en lontananza del río.
Cuando los
perros callan, se oye el silencio del
cielo con reverbero de estrellas. En las eras, sobre la parva, duermen los
braceros su cansancio de bregas con la
áspera tierra.
Los grillos
con sus rin rin cansinos son los flautistas
del concierto.
Es verano.
Allá lejos, por el camino, el carretero canta una temporera al son de los
platillos de su carreta.
Inmensa
paz. Es verano, y las golondrinas duermen agorando el nido en las vigas del tinado.