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De mi libro en avanzada creación, "ECOS DE LA ALHÓNDIGA"
PARTE I
En los años 35 y 36 del siglo pasado, él era el boyero y también gañan en el Cortijo de la Alhóndiga, a un tiro de honda del umbroso y nemoroso soto del río Guadalhorce, en el que nací y pasé la primera niñez, que recuerdo feliz en medio de personas como la que aquí gloso y rindo entrañable homenaje en el recuerdo, y que aparece en la fotografía.
Era un hombre bueno, abnegado trabajador y leal amigo de los de aquellos aciagos años. Yo quería a "Paco el Tito" (sus apellidos no los recuerdo, ni falta que me hace) como uno más de mi familia, cual me ocurría con todos aquellos que formaban parte de la nómina fija del cortijo en el que mi padre era un asalariado más trabajando de sol a sol por un jornal de diez reales y derecho a la vivienda, por ser el "puerta abierta" desde que se casó y se fue con su joven esposa, mi madre, a vivir en aquel caserón en medio de tinados, caballerizas, cobertizos y corraletas. (SEGUIRÁ)