EL VIEJO ALMEDRO DEL
CAMINO
Antes que yo
naciera,
a tu vera,
En la Alhóndiga,
tierra querida,
Ya eras tú
frondoso árbol
Junto al camino que va a la realenga.
Y, viejo mío,
Aún tienes
bríos, sabio almendro,
Para prodigar
Las flores que ofreces
al caminante,
Junto
Con tu sombra cabe el sendero
Donde se toman un
descanso
En su caminar los transeúntes
tan cercano que, tú y yo saludamos.
Y, con envidia
vemos los frondosos y
pujantes
Chopos
jóvenes de los sotos
Que orlan de
verdor cetrino
La juncada orilla
del Guadalhore.
Hoy como yo,
Ya viejo y con
dolamas tantas,
Como cuando fuimos niños
Solitarios de una
Cortijada en el centro
de la vega,
Y a tus ramas me
subía a contemplar
Los tibios nidos con pataletes
Que en tu fronda
hacían las avecitas.
¡¡Cuantas veces
gocé viendo la trilla a tu sombra,
Árbol mío,
Y escuchando los
temporeros cantes,
Del morero
Que al son de las esquilas que
en su trotar
Hacían sonar la
collera de peluconas
Mientras arrastraban el rulo sobre
el que el morero con son abandolado les
Cantaba:
Esta yegua castaña
Tiene un potrito,
Con una patita blanca
Y un lucerito.
Ya está jecho el gazpacho
Y en el dornillo,
Espante usted a las moscas
Y a los chiquillos.
Esta parva de trigo
Vale un tesoro:
Paja como la seda
Granos de oro.
Toma tú los ramales,
Vente a mi vera;
Deja que el sol te tueste
Y que yo te quiera.
Agua piden las
yeguas;
Que aguante pío´
que en cuantito rematen
las yevo al río.
tres yeguas
como flores
yevo en collera:
la Guapa, la Moñitos,
la Molinera.