lunes, 19 de noviembre de 2012

A MIS AMABLES LECTORES


           Me emocionan, valoro en mucho y agradezco con todo mi corazón,  las no pocas  llamadas telefónicas, y  correos de felicitación, que vengo recibiendo  por mi humilde empeño en dar a conocer la historia de nuestro pueblo, y semblar a sus personajes más señeros; esos, por los que Cártama está en los anales   con letras de molde. Desde aquí, gracias de  corazón a todos ellos.

            Por razones obvias, sobredimensionada emoción me han producido cuatro últimas llamadas de allende el mar: Buenos Aires (Argentina), Cártama (Bolivia),  Montevideo (Uruguay) y Caracas (Venezuela)

            Como es fácil colegir, todas están referidas  a nuestro genial artista,  José González Marín,  quien, pese al tiempo transcurrido desde su muerte, aún es recordado con admiración trasmitida a las generaciones actuales por los  mayores que conocieron a nuestro Juglar y su cantiga mariana referida a la Virgen Peregrina por las ciudades antes citadas. La llamada más emotivas es la de Cártama, que fuera villorrio al que dieron  nombre  en Bolivia antepasados nuestros del siglo XVI, enrolados en la huestes colonizadoras, y que, hoy ya ciudades populosas, lo siguen conservando, como también un río afluente del Tuca. Mi amigo, Gerardo Hernández  Les, hoy residente en  Cártama, tuvo noticias de ésta durante  un viaje por Iberoamérica y, en virtud del  recuerdo sobre González Marín que, como digo,  aún perdura por aquellas lejanas repúblicas.

            Desde el puerto de Río Grande en Brasil, al que  el  que  el capitán del vapor, “Cabo Santo Tomé”, hizo escala, desviándose de ruta por simulada  emergencia mecánica, para facilitar el desembarco de  la Virgen de Los Remedios de Cártama en brazos del rapsoda local, al que dicho   capitán  no quiso detener, desobedeciendo órdenes que le llagaron de España, para que nuestra Patrona siguiera hacia el Mar de La Plata cruzando por tierra el sur del Brasil y Uruguay. Pues, en esta  ciudad, aún perdura, como me dicen, el recuerdo de la odisea mariana ya conocida (Libro. “Cártama histórica. El Juglar y la Virgen Peregrina”)

            De Buenos Aires es de donde he recibido más reconocimiento, como igualmente de Caracas; en ésta, de empresarios taurinos-teatrales, de lo que hice mención aquí y volveré a ampliar en su momento.