Me emocionan, valoro
en mucho y agradezco con todo mi corazón, las no pocas llamadas telefónicas, y correos de felicitación, que vengo recibiendo por mi humilde empeño en dar a conocer la
historia de nuestro pueblo, y semblar a sus personajes más señeros; esos, por los
que Cártama está en los anales con letras de molde. Desde aquí, gracias de corazón a todos ellos.
Por razones
obvias, sobredimensionada emoción me han producido cuatro últimas llamadas de
allende el mar: Buenos Aires (Argentina), Cártama (Bolivia), Montevideo
(Uruguay) y Caracas (Venezuela)
Como es fácil
colegir, todas están referidas a nuestro
genial artista, José González Marín, quien, pese al tiempo transcurrido desde su muerte, aún es recordado con
admiración trasmitida a las generaciones actuales por los mayores que conocieron a nuestro Juglar y su cantiga mariana referida a la Virgen Peregrina por las
ciudades antes citadas. La llamada más emotivas es la de Cártama, que fuera
villorrio al que dieron nombre en Bolivia antepasados nuestros del siglo XVI,
enrolados en la huestes colonizadoras, y que, hoy ya ciudades populosas, lo
siguen conservando, como también un río afluente del Tuca. Mi amigo, Gerardo Hernández
Les, hoy residente en Cártama, tuvo noticias de ésta durante un viaje por Iberoamérica y, en virtud
del recuerdo sobre González Marín que, como digo, aún
perdura por aquellas lejanas repúblicas.
Desde el puerto
de Río Grande en Brasil, al que el que el capitán del vapor, “Cabo Santo Tomé”, hizo
escala, desviándose de ruta por simulada emergencia mecánica, para facilitar el
desembarco de la Virgen de Los Remedios de Cártama en brazos del rapsoda local, al que dicho capitán
no quiso detener, desobedeciendo órdenes
que le llagaron de España, para que nuestra Patrona siguiera hacia el Mar de La Plata cruzando por tierra el
sur del Brasil y Uruguay. Pues, en esta ciudad, aún perdura, como me dicen, el recuerdo
de la odisea mariana ya conocida (Libro. “Cártama
histórica. El Juglar y la Virgen Peregrina ”)
De Buenos
Aires es de donde he recibido más reconocimiento, como igualmente de Caracas; en ésta,
de empresarios taurinos-teatrales, de lo que hice mención aquí y volveré a
ampliar en su momento.