El próximo
sábado, 1 de diciembre, a las 17 horas, en el Teatro Municipal, hará una lectura poética y presentación de su libro, “Del amor y
sus misterios”, la gran poeta
antequerana, tan ligada a Cártama, CELESTE TORRES, mi amiga del alma, según
ella misma apostilla en la dedicatoria que me hace en su libro, “Las cuatro lunas al viento”, imprenta Sur, 2001: “Para ti Paco Baquero, compañero de camino;
compañero, te quiero; tu amiga, Celeste”
Según me
dicen, será presentada por el teniente
de alcalde, José Escalona Idañez.
Yo que, al
alimón, he compartido con Celeste Torres
tantas veladas poéticas --El Ateneo, El Pimpi y el Centro Cívico Generación del
27 de Málaga reiteradas veces, en muchos
pueblos de nuestra Provincia (incluida varias veces Estación de Cártama), e
incluso, algunos de la de Cordóba; veladas
que se contarían por decenas y decenas de veces, formando ambos parte del Grupo Erató que iba dando a conocer por
dichos pueblos sus poemarios-- no podía
sustraerme hoy a hacer esta humilde apología previa a la visita de tan ilustre dama, dueña de
un estro poético alto y bello, a nuestro pueblo, para actuar en
una sala que quiérase, o no, evoca
secuencias y correlato poético de un bardo y juglar de primera magnitud en ámbitos que
sobrepasa, nuestras lindes y las de
España, para adentrarse en lo universal.
Un honor
para Cártama la visita de Celeste Torres. De ella quiero semblar desde mi personal y humilde criterio su dual perfil: artístico y humano. En lo
artístico, hay que aseverar que Celeste es una gran poeta. No tiene que
demostrarlo, consta en la altura de sus poemarios, en los prólogos que a los
mismos han aportado sin reservas ilustres personajes y, el trato encomiástico
que la crítica le ha dedicado.
Desde que
en 1.998 conocí a Celeste Torres
--nombre que sugiere infinitud, cielos y mares, condición leal, corazón de arco iris, y,
apellido que nos hace pensar en las altas torres de su tierra que apuntan a los
inefables estadios del espíritu; es decir su nombre y apellido ya definen por sí
mismos la poesía-- tuve claro que había trabado entrañada conocencia con un
alma de primera magnitud; y, de una primera lectura de su poesía, intuí que con
una poeta de exquisitos registros líricos.
Pero mi
admiración a su fragua poética, mi apego al rumor de su inspiración comarcana,
mi querencia al calor de su corazón, se
define y acentúa el día 2 de enero del año 2.000, con ocasión de la subida que
a la ermita de la Virgen
de Los Remedios de Cártama realizamos ambos y otro amigo, a cuya visita
corresponde la fotografía que encabeza este comentario. Y es que ambos se
fueron enamorando del también uno de los amores más caros de toda mi vida, es
decir, se produjo el milagro de la confluencia afectiva hacia La Virgen de Los Remedios.
Ella,
esponja de motivos poéticos, se iba empapando de los ancestros del entorno
(iberos, Tartessos, fenicios, griegos, etc.) que ponía en movimiento el céfiro
alado de su fantasía. Un inusitado espectáculo de esta criatura inspirada, y,
de esa inspiración, fue fruto genial un bello y denso poema que dedicado a mi (¡cómo se lo
agradezco!) escribió con motivo de aquel gozoso peregrinar. Quizás,
el poema más hermoso que sobre Cártama se ha escrito.
La poesía
de Celeste tiene ramalazos de tierra labrantía:
“Se agolpan los recuerdos
Como gorriones
Sobre el trigo dorado
De los campos...”
***
“Huye la tarde deprisa
Enrollando en el horizonte
El último pergamino de sol...”
Enorme facilidad para
plasmar la belleza presentida.
“Un silencio de duendes espesa,
Con misterio,
Una pasión oculta
En la sacra tumba de mis
Venas...”
Y
remembranzas de su tierra antequerana.
“El día, como yo, declina
Sobre el alto campanario de la
iglesia.
Tus campanas, como águilas azules,
ocultan tus misterios...”
Por algo, la poesía de Celeste
Torres ha merecido plurales premios, entre ellos, en 2.001, que yo presencié su
entrega, el primer premio del “Certamen de Relatos 2.001” del Exmo. Ayuntamiento de Lucena,
Córdoba.