“Tus recientes críticas están tomando tinte antidemócrata”; no me dijo facha
porque él es un miembro del PP de
Cártama, sino a saber. Cuando le sugerí, que él como “demócrata” me replicara en algún medio, vino a decir: “Yo ni leo los periódicos ni escribo en
ellos”. Le llama (le llamamos) democracia a un régimen en el que se distorsiona la historia olímpicamente,
engañando a las generaciones y cuyos
representantes los elige el pueblo en listas cerradas, lo que, sin réplica
posible lo convierte en una chabacana partitocracia.
Yo sí leo y, escribo como cronista en esta villa y como colaborador desde
el año 1.968 en toda la prensa provincial, con más de 1.500 artículos publicados y varios libros escritos, y me
juzga quien declara no leer ni escribir (no aclara si es porque no sabe).
Sigo leyendo la prensa nacional, en
lo que estaba cuando el antes mentado me llamó para la memez que queda dicha.
Las lecturas de la prensa, a veces
entre líneas, me llevaron a la siguiente
reflexión y consiguiente conclusión personal: En España seguimos una deriva
directa hacia la DECADENCIA.
Ciertamente es este un país de enormes potencialidades
intrínsecas, pero, la codicia desmedida, el egoísmo excluyente de unos y
otros, y la falta de visión de futuro de
nuestros políticos (no hay uno solo (a) con visión de Estado entre ellos), son
los torpes “valores” que ofrecen a una ciudadanía confundida y nihilista hasta
el esperpento. Somos el hazmerreír del
mundo.
España, si no lo es ya, va camino de
ser una nación “de paz, seguridad y libertad para los ricos”. La agricultura, filón
natural de la riqueza de todo país, se está destruyendo de forma suicida, y el
sector social que vivía de ella, empobrecido como nunca. Se destruyen irresponsablemente
de forma sistemática enormes masas de bosques y sus derivados directa o
indirectamente (medio ambiente, régimen pluviométrico, sostenibilidad
climática). Las pequeñas empresas están prácticamente acabadas y las medianas
llevan el mismo camino. La avaricia, a veces punible, es ostensible con total falta de escrúpulos
en políticos y profesionales. La falta
de competividad encarece nuestros productos de cara a mercados exteriores, pese
a que nos venden que nuestras exportaciones aumentan. Se desperdicia enormes
energías de los trabajadores guiados por sindicalistas de mentalidad pesebrera
y talante decimonónico. A los pobres cada día se le hace la vida más difícil,
hasta el extremo de que el suicidio, ¡oh Dios!, constituye ya la única salida
para muchos de ellos. La educación y la enseñanza llega a cotas de indigencia por encima de la mayoría
de los países; y los padres, con un
viciado y falso concepto de lo “progre” inducido por los medios en manos de los políticos, han
perdido su autoridad sobre los hijos, cosa que por primera vez quizás, aparece
en la historia de la humanidad. Los sin hogar entristecen las calles de
nuestros pueblos. Se eleva a derecho protegido por la ley el aborto que es un
asesinato de niños indefensos convirtiendo en matadero el propio seno de sus
madres. El sexo, en vez de ser algo íntimo e inefablemente bello y realizante, ha derivado una relación promiscua y animal. La adicción a las drogas
se inicia, en muchos casos, en la propia escuela. La violencia física y verbal
lo inunda ya todo. Y, todo ello, como consecuencia de una desmesura e inselectiva
adición a la Televisión ,
a la que insisto, mueven los políticos a tenor de sus intereses partidistas.
Y, encima de todo ello, si uno tiene
el arrebato lícito de criticar este estado de cosas que acaecen bajo los
pendones de un régimen llamado democrático, le sale al paso un gilipoya como el arriba mencionado a decirle que eso
no es de demócratas. Y ese énfasis, no sólo de este tal sino en una inmensa
mayoría del mismo jaez, en la que a
diario se conculcan derechos
fundamentales protegidos por La
Constitución y por la Declaracckión
Universal de los Derechos Humanos.
No le preocupa a este “esnortao” y
compañeros, amén de lo dicho, que referido ya a Cártama, en una encuesta
nacional sobre la calidad de vida de los pueblos españoles, el nuestro aparezca el sexto de España por la cola y, el
último de nuestra provincia.