miércoles, 1 de septiembre de 2021

 

“EDUCASSIÓN” POLÍTICA

Nuestros políticos (as), no paran  de pedirle a la sociedad civil, que arruinan a base de chafarrinadas propias de tahúres que han arruinado a España, que se les trate a ellos al acusarles sus flagrantes contradicciones,  con “educassion”. Mientras se les diga lo que son con “educassión” la crítica de la gente a la que roban les entra por aquí y les sale por debajo. Ya me entienden.

Al hilo de lo dicho, cabe esta deducción: No es el maleducado aquel que en un legítimo arrebato harto de tantas marranadas políticas como ve y sufre, suelta un alusivo y sonoro taco; el maleducado es aquel, o aquellos, que por sus aviesos y pillos procederes que insultan la inteligencia más roma, dan lugar a que la gente de bien no alienada aún,  suelte un, o una ristra, de tacos calificativos; decirle embustero al que miente, ladrón al que roba o, criminal al que de alguna manera mata es lo mínimo que se puede y debe hacerse. Pero, por desgracia para España los que somos engañados, robados (como yo), o familiar de los treinta mil  muertos de más por falta de atención en el curso de la pandemia, en vez de poner el grito, y los tacos pertinentes en el cielo, nos la sacamos (o se la sacan, mejor dicho) con un papel de fumar que, dicho sea con melancolía, es para lo único que se usa hoy y, no como antes: cuando dos amigos se encontraban, se saludan pastueñamente y cualquiera de ellos, petaca en mano, proponía:”Venga, vamos a “líar” tabaco”, y   de la petaca vaciaban en el cuenco de la mano  la  picadura, y sacaban mechero de rulete y torcía, el librito de papel (“JEAN”,  “BAMBÚ o de otra marca) y, sentados en el bar o en una linde, si se encontraban en el campo, disfrutaban, mientras daban trinques al cigarro liado con sumo arte, un rato en serena y sabrosa conversación.

A lo que íbamos: Quevedo, Cela, Perez Reverte, en un tiempo  Felipe Trigo, por poner algunos ilustres ejemplos, llevaban el taco en el carcax argumental. Algunos llamarían hoy obsceno al dulce y enorme poeta malagueño, Salvador Rueda, por el genial soneto que le dedica a un polvo. Pero no le ruboriza robar a los que le votado y confiado sus intereses.

Y, yo que estoy hasta los cojones de tanto hijo de puta honoris causa (esto siempre) haré lo mismo que los ejemplos citados cuando el pajeado lo aconseje.

Decía Pedro Antonio Alarcón en una de sus obras costumbristas, cosa tal cual y nadie se sonrojaba por contar las cosas como son, y no como quieren imponernos hoy los gorrinos políticos:

“…Que polvo tiene el camino

Que polvo tiene el molino

¡¡Qué polvo,  la molinera…!!”