sábado, 16 de mayo de 2015

CÁRTAMA Y RODRIGUEZ BERLANGA

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            Antes de entrar a definir lo que en su amplia labor investigadora dejó concretado sobre los vestigios arqueológicos que en sus varias visitas a Cártama descubrió en ésta, procede que dediquemos al  insigne científico, al menos una  sucinta  semblanza. Fue un gran amigo de Cártama a la que, como ampliaremos más adelante visito con frecuencia  y fue objeto de sus investigaciones arqueológicas, sobre lo que abundaremos en la segunda parte de este trabajo.

            Aunque nació  en Ceuta (1.825), muy pronto se trasladó con sus padres a Málaga; bachillerato en el Seminario Conciliar, y licenciatura posterior en la Facultad de Derecho de Granada para, de inmediato, incorporarse al Colegio de Abogados de Málaga en 1.850. Viajó por muchos países en virtud de su pasión científica, permaneciendo periodos de tiempo afincado en varios de ellos. Los últimos  años de su vida los pasó  en el acogedor y  vecino pueblo de Alhaurín el Grande, en donde todo lo bueno es acogido, valorado y honrado (un ejemplo que  establece paradoja con Cártama: José González Marín. En Alhaurín  murió (1.909) y está enterrado Manuel Rodríguez Berlanga.

            Según un catálogo bibliográfico que la concejalía de Cultura de Alhaurín el Grande editó con motivo del 150 aniversario de su personaje adoptivo, que firma el historiador,  Víctor Gallero Galván se recoge: “Rodriguez Berlanga  fue una personalidad singular e inclasificable dentro de la erudición decimonónica española. Andaluz desabrido, censor de falsarios, delator de aduladores, adalid de la crítica histórica, europeísta convencido, perseguidor de “topolatrías”... su obra es sinónimo de independencia de juicio, pasión por el saber y perseverancia en el estudio, logrando con su esfuerzo abrir nuevos caminos hacia el estatuto científico del Eumanismo, la Epigrafía, la Numismática y la Historia”.  

            Unas circunstancias azarosas puso en sus manos  las tablas que contienen la Lex Flavia Malacitana,  descubierta en 1.851 en un tejar del Ejido, que como otras tantas reliquias del pasado  se salvó de la destrucción milagrosamente. Estas tablas en bronce, fueron  adquiridas por el mecenas malagueño Marqués de Casa Loring, Jorge Loting Oyarzabal. Rodrigiuez Berlanga hizo la primera traducción y estudio sobre ellas.

            Fue muy elogiada en ensayos  especializados y revistas  (Mainake y Jábega 27-1979) la aportación sobre dichos bronces  de un ilustre erudito cartameño, prematuramente fallecido: Miguel del Pino Roldán, intitulada “Nueva traducción de la Lex Flavia Malacitana”. Hermano  de Miguel, es Francisco del Pino Roldán, profesor de Geografía e Historia en el Instituto de Vélez Málaga (ciudad en donde la Corporación Municipal le ha dedicado una calle)  que también tiene escrito un magnífico libro sobre nuestro pueblo: “La Villa de Cártama (referencias literarias en prosa y verso).

            Para terminar esta breve semblanza de Manuel Rodríguez Berlanga ponderando la universalidad de su saber, digamos que  pertenecía a la Real Academia de la Historia de Madrid, a la Sociedad Arqueológica de Berlín,  a la Real Academia de Ciencias de Turín, , a la Sociedad de Anticuarios de Newcastle, a la de Anticuario de Copenhague, a las Academias de Roma, Viena; Bruselas, a la de Ciencias de Lisboa, a la de las Buenas Letras de Barcelona, y, pos sus aportaciones científicas en 1.853 se le  concedió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica 1.887) y,  en noviembre de  de 1.864, la Encomienda de Carlos III. Prusia le otorgó  la condecoración de caballero de la Real Corona Prusiana. Este ceutí, malagueño, laurino y cartameño por cercanía afectiva,  merece de nosotros un homenaje y, a su obra y  ciencia.
           

                                  
                               SU RELACIÓN CON CÁRTAMA (CONTINUACIÓN --A)

            Tanto desde Málaga, antes, como desde  su retiro en Alhaurín el Grande, después, Manuel Rodríguez Berlanga solía desplazarse a Cártama, para prospectar  sus escondidos tesoros arqueológicos --especialmente moros y romanos (erróneamente mantuvo que Cártama no tenía significación prehistórica)--y,  a él, debemos el descubrimiento de algunos hallazgos muy importantes y sugerentes para el conocimiento de nuestra historia,  de cuya existencia, dejó constancia  en celebrados  y definitivos escritos  como, “Estudios Romanos”, publicados primero en el Diario catalán “La Razón” en 1.861 y editado después en la  Imprenta Manuel Galiano de Madrid.

            De especial interés  era el plano y estudio sobre el mosaico que acababa de encontrarse en Cártama por el Coronel Luján, con la representación de los “Trabajos de Hércules” que fueron llevados a la finca Loring de Málaga, del que Berlanga (beneficiando así a  Cártama y su enjundia histórica  fuera de España) envió  planos  a  sus colegas de Berlín, los que, para sus artículos, (Artichitá.V. Monumenti  romani in An dalusía”) recogió  Emil Hübner  (1), los cuales aparecieron  en el “Bulletino dell´ Instituto di Corrispondenza  Archeológica per  l´anno” 1.861 pgnas. 169-171, y  “Musaico di Cártama” en “Annali dell´Instituto di Correspondenza Archeológica XXXIV”, 1.862, pag 288-290, para cuyas interpretaciones mitológicas ofreció Berlanga muy rigurosas aportaciones. Y, además de los antes indicados, el trabajo se completa con un erudito recorrido por los autores que hablaron de las antigüedades de Cártama y con la transcripción de una serie de inscripciones inéditas, cuales son las que aporto en mi libro “Cártama histórica El Juglar y la Virgen Peregrina”,   referida  a la más que probable --para mi certeza intelectual y moral total, y  más, con las últimas referencias obtenidas, de las que ya hablaré--  nacencia en Cártama de Claudia Prócula, esposa de Pilato, que sin duda conoció a Jesús, probablemente en casa del Centurión de Cafarnaún                --turdetano de origen malagueño  (como ella), según propone Alfonso Canales en la Revista Jábega--, a la Virgen María, de  cuyo Hijo, ella  fue la única abogado que tuvo ante su propio esposo Pilatos: “No hagas daño a ese Justo que esta noche he sufrido sueños por El” (San Mateos, 19, cito de memoria).
            Por cierto, y dicho de paso, mi antes citado libro “...El Juglar y la Virgen Peregrina, ha sido considerado por consagrados críticos  el mejor, en su temática, publicado en Andalucía de cinco años a esta parte “imprescindible para quienes quieran conocer con objetividad y rigor la historia de Cártama desde la prehistoria a nuestros días y su intrahistoria, orlado con “la más preciosa cantiga mariana no fabulada, sino de carne y hueso de la historia de España”, con el hecho  insólito de que a través de su peregrinar por todas las ciudades y pueblos de todas las repúblicas de  América del Sur y del Centro, éstas se hermanaron con Cártama, donándole a La Virgen cartameña sus enseñas nacionales para que ornaran los muros de su templo en señal de devoción y fraternización con España, y así estuvieron años...”

          
            Volviendo a Rodríguez Berlanga y su relación con Cártama, a él debemos el descubrimiento de unos magníficos  baños romanos, después explotados también por los árabes, que nuestro personaje describe de forma pormenorizada en uno de sus libros. Es lógico que unas instalaciones públicas de este tenor han de estar destinada a un conjunto urbano de cierta envergadura, o sea, que a su alrededor debió existir unos asentamientos humanos.

            Efectivamente, descubrimientos posteriores han demostrado la existencia de estos asentamientos urbanos que vamos enumerar sucintamente bajo los topónimos que actualmente tienen el lugar en donde han sido alumbrados.

            A) El Peñoncillo (hoy discutiblemente denominada Urbanización Atalaya).-

            En este conocido y bello paraje, ya existieron asentamientos prehistóricos, cual se deduce de sendas cuevas que siempre estuvieron frente a la puerta de entrada de la finca agrícola también denominada Finca el Peñoncillo. Los labriegos dueños de esta finca hasta los años treinta del pasado siglo (José Millán y  María Vargas, tíos de este cronista independiente e imparcial) usaban dichas cuevas  como refugio de ganado cabrío y de cerda con una cierta zona  vallada por delante de cada gruta. Se sabe (tengo constancia de ello por  los propios propietarios) que al adaptar estos antros para instalaciones ganaderas,  aparecieron abundancia de objetos fedatarios de  que en lejanos tiempos prehistóricos fue habitáculo humano. La generalizada  falta de curiosidad metal e inquietud por la historia del pueblo, dieron lugar a que tales testigos, como tantos otros de forma consuetudinaria, no se le dieran  valor y desapareciesen.

            Sorprende, pues, que  el insigne Rodríguez Berlanga, no llegara a tener noticias de este enclave habiendo estado en Almotaje distante de ellos no más de 400 metros, y llegase a afirmar, según he leído en alguno de sus trabajos,  que Cártama carecía de prehistoria.

            Seguiremos ahondando en la Historia e intahistoria del Peñoncillo en las próximas entregas.

            En la próxima entrega volveremos de lleno a la relación de Rodríguez Berlanga con Cártama, con especial significación los baños agarenos y romanos de Almotaje  y posterior fielato de la seda, así como consideraciones históricas del Peñoncillo y  las hazas Rincón con su puerto fluvial, Balbuena, Carrión, etc.