AA.VV. ERMITA LOS REMEDIOS
28 julio de 1.936 a su llegada a Buenos Aires con la Virgen de Los Remedios de CÁRTAMA. Asomado a la Gran Vía de Buenos Aires desde el hotel en que se hospedó, dos días antes de su debut en el Gran Teatro San Martín de la capital argentina. Evitó (nunca estará de más repetirlo en aras de gratitud de los buenos cartameños) que la multisecular imagen de nuestra Patrona fuera quemada por las huestes del Frente Popular (socialistas, comunistas y sindicalistas de la FAI y CNT) que hoy se reivindica nuevamente. Puestos a reescribir la Historia, cual pretenden algunos, que sea la verdadera.
Este hombre genial, patrimonio impar de la cultura española literaria española, embajador de nuestra poesía y nuestros poetas por tres continentes de lengua hispana, que salvó la tradición de su pueblo, Cártama, por avatares políticos partida en dos, murió el día 31 de mayor de 1.957 en su pueblo natal, Cártama, tras haber escrito con su vida ejemplar una de las páginas más enjundioso de su milenario devenir histórico.
Cuando coreamos como buenos cartameños a nuestra Patrona la Virgen de los Remedios, sepamos que podemos hacerlo porque nuestro paisano, Pepe González Marín, la salvó de las llamas historicidas.
Yo, sí le pediré a la Virgen por él el día de su subida a la Ermita en olor de devociones y fe popular. Lo podemos hacer ante Ella gracias a este cartameño sin par.
Aún no se ha sabido las razones verdaderas de haberle quitado su nombre al Teatro que, tan legítima y lógicamente, lo llevaba desde su construcción en el año 1.942, siguiéndose los deseos de un alcalde socialista, que fue el que confidencialmente, y jugándose la vida que al final le fue quitada por sus correligionarios, informó a González Marín, a punto de salir para América, que sus compañeros proyectaban quemarla.
Si, si de reescribir la Historia se trata, que sea la verdadera. Nuestros hijos y nietos se merecen que no sigamos falseándosela: Es un crimen de lesa patria.
Ya, está bien.