sábado, 16 de mayo de 2020

SAN ISIDRO LABRADOR PATRÓN DE ESTACIÓN DE CÁRTAMA

  San Isidro Labrador - Bodegas San Cebrín
            No es la primera vez que escribo sobre San Isidro Labrador, patrón de lugar tan entrañable para mí como Cártama Estación. Y,  ahora  que voy empezar a ser viejo, con más intensidad me asaltan los recuerdos  y vivencias entrañables  en mi amada Cártama Estación.
            Es cierto, que la figura de San Isidro Labrador  tuvo su origen en la Villa y Corte madrileña, pero la cultura popular, identificada con su personalidad  taumatúrgica,  la ha extendido por la  geografía de España, y erigido en  Patrono   de muchos de sus pueblos incluida, como he dicho,  la propia capital del reino (ya entonces, creo, Madrid), en donde nació el año 1.082, hace casi un milenio.
 Su nombre completo era, Isidro de Merlo Quintana y, su raíz mozárabe (cristianos de origen hispano visigodo que vivían en territorio de Al-Ádalus); como atributos de santidad le representaban con el azadón, el arado romano de madera y reja de hierro, la guadaña, etc. Su originalidad se sobredimensionaba porque  en una época en la que la mayoría de los santos tenían ascendencia  eclesiástica, San Isidro  fue un  humilde Santo labriego.
A  propósito de Patrono de los abnegados labriegos, yo desde estas líneas  quiero felicitar efusivamente, sin medias tintas (tan campesino me siento que nací en un cortijo, en él me crié,  mi madre campesina nacida en un Cortijo (“El Convento”) de Alhaurinejo, mi padre campesino nacido y criado en el campo, y yo me crié entre boyeros, gañanes,  carreteros, “regaores”,  yegüeros, braceros, cuyo argót  ligado a la infinidad nominal de herramientas del campo y también  faenas pegujaleras se me quedaron  en el caletre de por vida. Así que Pablo Cabrera  y Tomás Salas, amigos buenos,  siendo San Isidro el Patrón de los siempre abnegados y nobles  campesinos  de España, felicitad    a todos los que están afiliado  a la Institución que vosotros gerenciais, en nombre de este humilde periodista que  se siente orgullo de haber escrito un libro homenaje a nuestros antepasado y actuales labriegos, con aceptación crítica incluso en América.
            Avalora su figura los milagros que se le atribuyen y su  actividades campesinas ---zahorí- pocero que  detectaba el agua y hacía el pozo, en  cuyo entorno brotaban pueblos en la estepa castellana---, e inductor de lluvias cual se le atribuyó  siempre a nuestra Patrona, la Virgen de las Remedios, que incluso tiene un antiquísimo manto llamado, “Manto del agua”.
            Si mal no recuerdo, la Historia de San Isidro como Patrón de la parroquia de Cártama Estación, se inicia sobre el año 1.957. Son multitud los recuerdos que tan fastuosas datas traen a mi memoria, tanto de personas significadas  como de hitos entrañables:  Antonio García Agua (lo veo como a su hijo Sebastián García Robles, en una foto ---que a este medio aporta Pedro Dueñas, mudéjar reciclado a mozárabe  (¡ah chaqueterillo!)--- de la quizás  primera procesión de San Isidro como Patrón de Estación de Cártama. También he reconocido a Doña Carmen Juanola, ilustres dama, esposa de mi querido amigo, Sr. Crusé, también  compañero entonces (tenía yo 24 años y el unos poquillos más), como concejales  en el Ayuntamiento de Cártama. Yo, apenas me veo en la cola de la procesión en donde iba  con mi primo, Sebastián García Baquero, Antonio Vega Vega, Pepe Galvez (el promotor del núcleo urbano del Sexmo)  y otros amigos que  son ya meras estelas de nostalgias que punzan en el alma, y  Diego Castro Villalba (mi compañero de bachiller en Cabra), Miguel Castro, Antonio Bravo, los factores Ortega y Exequiel, Paco el Barbero…, y muchos más,  pero mi memoria empieza a dar un poco de corto.
Podría contar infinidad de vivencias de aquellos aún floridos tiempos; valgan unos cuantos por cientos: Las verbenas de San Juan (este nombre era el que proponían  algunos para  Patrón en vez del de  San Isidro),  antes en la fabriquilla,  y después bajó a la Estación en la carretera cabe los bares Trimotor, Navarrete y  El Parador, donde después estuvo ubicada la Cooperativa de los alcachoferos que presidía Sebastián Garcia Agua Robles .Yo, como todos los  años y previo visto bueno de mi padre, aparejaba una hermosa y “guapa” yegua que había en nuestra labor, la enjaezaba con jalma de estribos  y lujosa carona  con arabescos rojos que hizo a mi padre, Frasquito el albardonero; un artista. Ella  braceando y  yo ufano cubríamos,  casi siempre a galope, los cuatro kilómetros entre el pueblo y  Estación en donde se celebraba la verbena. Ya muy después,  la verbena pasó a  celebrarse  en el pintoresco  Bar  de Bruno  El Segoviano, con pista de baile en el hermoso patio al que se accedía desde el bar y por una puerta lateral, todo exactamente en donde hoy  se ubica el Estanco de Juan Navarrete y vivienda de su familia.
            Por cierto, permítaseme  este otro recuerdo: Juan Navarrete es sobrino de una  gran amiga mía, poeta de exquisitos registros líricos y de potente voz en el recitado, fiel devota de Nuestra Patrona La Virgen de los Remedios y admiradora incondicional de José González Marín, y tanto a nuestra Virgencita como al rapsoda, le tiene escrita unas hermosas poesías que de su puño y letra que me regaló y guardo como oro en paño en mi archivo. Mi amiga Antonia a la que casi todas las semanas veía en su Estanco Frente  a la Aduana con otro amigo escritor, Téllez Laguna, en donde tomando un café hablábamos de poesía y literatura. Murió ella prematuramente. Pues Antonia  López Cisneros, tenía raíces en Cártama: Familia de los Espinosa Cisnero que tenían su casa de labor cabe el Rio Fahala, en donde ella solía pasar temporadas. Me cabe el Honor de haber sido uno de los ponentes del  Póstumo Homenaje que los amigos le rendimos en los salones Culturales,              “Pimpi”, en calle Granada de Málaga. Y digo todo esto, porque, precisamente, para estas datas Isidril  se tenía previsto hacerle un homenaje en Cártama. Pero, el coronamuerte también lo ha frustrado, como el de José González Marín para el 17 de abril.
            No quiero omitír  mi contacto regular, con la familia de carpinteros Francisco  Miguel de la Fabriquilla, que dotaron a mi padre para su labor de carreta, arado romano de palo, ubios de bestias y vacunos, etc.,etc
            Volviendo a San Isidro, no tengo más remedios que terminar, aunque el tema puede dar para  larga tirada negro sobre blanco. Alcanzó  tal relieve la devoción a este Santo que fue patrocinada por la monarquía española a finales  siglo XV  hasta muy avanzado el XVII, siendo de reseñar la devoción por dicho Santo y por la Virgen de los Remedios de Cártama de los Reyes Católicos, quienes a la toma de la Villa le regalaron a esta  la imagen que ellos llevaban en su tienda de campaña y en momentos peligrosos. Y. termino diciendo que Isidro fue tema que tocaron la mayoría de escritores y cronistas  de su época, como Lope de Vega, Villegas, Rafael Haideer y grandes pintores que lo eligieron también como modelo