viernes, 24 de julio de 2020

ELEGÍA EN EL RECUERDO


   
Ensayando  en la soledad  


                                   A  Antonio Fuentes Franco y,  Sebastián Gámez Millán.

Eran aquellos días y horas de zozobra
En los que  por el cielo se expandía
Un lento son de toque agónico  de campana

El día triste y la  melancólica hora
En la que pesándole ya su vida intensa
Se nos murió de perfil entero el rapsoda.

A aquel hombre bueno nacido en Cártama,
Le conocí cuando yo tenía unos  siete años
Y  él, henchido ya  de gloria,  rondaba los cincuenta.

Fue el día  que volvía tras largo  exilio
Por  la América española con nuestra Patrona salva 
De la furia iconoclasta  y, al verme emocionado, me dio un beso.

Tras de sí dejó  al morir  una estela de silencios líricos,
La poesía se vistió  de luto en  cuerpo entero
Y, los poetas sembraron de estrellas los caminos.

Mi alma siguió fiel a la amistad de dieciocho años.
Y con más fuego porque la amistad auténtica,  no muere
Mientras una de las partes aliente.

Nunca me sentí más sonámbulo
Que cuando apenado  tras su cadáver
Recorrí llorando  el camino del Camposanto.

Y, ¡qué mezquina, Dios, llega a ser la gente ¡
No han respetado la paz de su gloria
Ni del bien que en  vida  les hizo, guardan memoria:

Dejó a la hoya gualhorzana  su tradición multisecular

mariana al salvar a la patrona de Cártama
de la quema segura a la que el comité la tenía  sentenciada.

En el corazón de cada devoto y en  la ingrata  pastoral clerical,

el nombre de José González Marín merece un altar seglar
y una decente  recordación agradecida.

Pero no, ningunearon  su egregia estirpe artística
Porque, incluso muerto les hacía sombra
Creyeron tan ilusos e iletrados detractores.

Llenáronle a tan espurio fin de oprobios
Y hasta su nombre, a su  Teatro le quitaron 
Y  sustituyeron con un  topónimo que  desacredita a Cártama.

¡Viles gente Señor de la Templanza y Justicia;
¿Por qué, entonces,  permite hoy ya el evangelio esta cita suprema?:
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza". ¡Gran  misterio!...

Dicen que un grupo de cartameños
Llevados de su noble empeño
Van a instar en donde   proceda

Un gesto de justicia, sensatez, desagravio
Y restitución completa sin  mezquindad partidista
Porque no podría ser de ninguna otra  manera.

Y tampoco es de echar en saco roto
A las gentes de los pueblos comarcanos
Que teniendo a Pepe González Marín por hijo propio,

Cuando los de su pueblo de nacencia
Lo vituperan y ningunean, estos leales vecinos  cultos,
Mantuvieron y mantienen viva la llama de su gloria.

Y nuevas calles le dedicaron, y libros presentaron,

homenajes continuos le rindieron 
y aniversarios suyos con gran esplendor  celebraron.