sábado, 18 de abril de 2020

MI ORACIÓN COMUNITARIA

Puertollano: El Cristo del Perdón Crucificado será bendecido esta ...
        Señor del cielo, de la tierra y de los espacios siderales ante cuya infinitud  y arcano,  negarte es baladí. Señor, cuyos designios son para nosotros un profundo misterio  que  escapa a  nuestro entendimiento y se acoge a la fe más que fundada, porque Te presentimos  en nuestro latir y pensar y estás  patente en todo lo creado; sí,  no hay efecto sin causa, que eres TÚ, como artífice exquisito de toda creatura.

En estos momentos de tribulación crucial  te pido, Dios entrañado,  por todos nosotros los hermanos seres humanos, porque aunque cada uno somos de un padre y una madre terrena, ante TI,  Padre celestial, todos somos hermanos: hermano blanco, hermano negro, hermano amarillo, hermano cobrizo… y, a la hora de la gran prueba como ahora,  queda demostrado  que todos somos hermanos porque todos la sufrimos de igual manera en nuestras carnes y alma, aunque ¡ay, Dios Santo!,  nos negamos por egoísmos a ser hermanos en TUS bienaventuranzas (¡qué clara está la cuestión!).

Pero Señor, no nos juzgues conforme a nuestras miserias anímicas e insolidaridad  de  los unos con los otros, sino a tenor de TÚ infinita grandeza y  bondad , Señor y, líbranos a todos  de este mal que hoy nos atribula, tanto al hermano blanco, como negro, como al  amarillo, como al  cobrizo. Escúchanos Señor:
No me mueve, mi Dios, para quererte
el Cielo que me tienes prometido
ni me mueve el Infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor. Múeveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas, y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
                                   (Autor anónimo)