lunes, 27 de abril de 2020

REDENCIÓN (De uno de mis poetas de diaria lectura).



Dios me  conserve fía la cabeza,
caliente el corazón, la mano larga,
corta la  lengua, el oído, con adarga,
y los pies sin premura y sin pereza.

Cuando  en la senda del vivir tropieza
el  hombre del dolor bajo la carga
su propio peso es el más le embarga
para alzarse del suelo. La tristeza

sacude, empero, que ella es el estrago
más corruptor de nuestras pobres vidas,
pues no es vivir vivir bajo su amago.

No por tus obras tus tesoros midas
sino  que el alma, de fe pura en pago,
se levanta merced  a sus caídas.