viernes, 10 de abril de 2020

SOBRE HECHOS EXTRAORDINARIOS ATRIBUIDOS A LA INTERCESIÓN DE LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS DE CARTAMA


        Francisco Baquero Luque: INTRAHISTORIA

                                                               El trono de plata que José González Marín pagó para la Virgen de los Remedios porque el suyo antiguo se destruyó durante la guerra,  fue expuesto, a petición del Ayuntamiento de Cártama, en los escaparates del comercio, "Almacenes Álvarez", en calle Granada-Plaza la Costitución de Málaga.

         Ante la perspectiva cierta de que este año (para mí que por primera vez en la historia), no se va a poder celebrar   de forma habitual las fiestas de nuestra Patrona  (Bajada de su Ermita, Procesión institucional y Subida), quien esto escribe se propone ir regularmente recordando,  negro sobre blanco, algunos de los conocidos “Milagros” de la  famosa Virgen de los Remedios de Cártama.

         En este sentido, no se debiera  haber retirado de los muros  de su Ermita, las concreciones materiales (exvotos),  que son testimonios fidedignos  e  incontestables del alma individual  de esos miles de devotos receptores  de favores divinos, inequívocos  de la gracia milagrera  de nuestra Virgen de los Remedios.

          No se debe pretender que nuestra Patrona sea, en mala hora,  “objeto” de explotación turística politiquera, cursi,  ramblona  y capitalizada al estilo de los tiempos de  la “posverdad” que corren; la experiencia y realidad de verdad  nos dice con qué  lamentables  resultados. 

         El icono tenido por el alma popular desde  siglos, como referencia  divina en las entretelas del pueblo, merecen más respeto, y no ser paseada con el bastón de un alcalde, muy digno,  cruzado en su pecho, sugeridor de emociones nobles espirituales. Los signos politiqueros sobran y, desdicen del genio del pueblo. Con esto que digo no ofendo; la verdad respetuosa nunca ofende.

         Los milagros que  la gente sencilla, de alma aséptica,  le atribuye son, aunque intrínsecamente personales, ciertos. Yo mismo he sido testigo de hechos extraordinarios o milagrosos, de los que me voy a permitir rememorar algunos:

         El día 27 de agosto de 1.936 (para no farragar omito detalles de interés narrativo), se llevan a mi padre junto a otro vecino de Cártama ,  en sendos coches y    un total  de  once  milicianos,  a matarlos en la explanada  del Arroyo de la Moras, poco antes de llegar a Santa Rosalía, o Maqueda.

Mi padre que llevaba las manos amarradas en su espalda, logró  desatarse y,  siguió sin denunciarse hasta que, llegado al matadero,  los once milicianos con sus armas engatilladas rodearon el coche en el que llevaban a ambos detenidos; abrieron la portezuela y: “Frasquito,  abajo que te vamos a ajustar las cuentas…”.  Los brazos de mi padre que se abren, un puñetazo a la quijada del que le había hablado, un miliciano rodando por el suelo, y  el resto que reculan sorprendidos, lo que mi padre  aprovecha y corre, para  por  segunda vez en su vida, escapar de la muerte por pies.

Es perseguido por once bocas de fuego a tiros limpios durante dos kilómetros, sin que ninguna bala le alcance en su zigzagueo. Cruza, con el agua al pecho, el cao de Rubira y, después,  el Guadalhorce  para  internarse  en la serranía que fue su asilo durante siete meses… He aquí el milagro: durante el “paseo”, una esposa, una hermana y dos hijitos bajo los brazos de ellas,  hincadas de rodillas,  pedían con fe ante un cuadro de la Virgen de los Remedios (mientras la imagen de Ella cruzaba el Océano Atlántico en el barco, “Cabo Santo Tomé”, huyendo sobre las olas,  como mi padre por el Arrollo de la Moras, de la muerte.

 Y, la Virgen de los Remedios, oyó los ruegos de aquellas almas atribuladas  e hizo el milagro de que mi padre se salvara de la cortina de tiros que le siguió hasta que alcanzó la sierra. Este es el hecho, y, para más elocuencia, cuando iba corriendo  sale un hombre de una casa  escopeta en manos,  y le tira dos tiros de perdigones del 5, de los cuales, tres  le alcanzaron  en su cabeza haciendo que se tambaleara, pero la Virgen estaba por medio, y pudo seguir su huida…

 Este es el hecho irrefutable porque  la voz popular  y poetas y cronistas, dieron testimonio de él; ahora, sin más detalles,  ¡que los hay, obviamente!, que cada cual juzgue...

Otro:  José González Marín, fue víctima de una enfermedad gravísima  durante sus actuaciones en Madrid. Los médicos capitalinos de mayor renombre le dijeron que no tenían solución para ella. Estamos hablando de 1.935. Llegó a Málaga en coche y se puso en manos del célebre cirujano don José Lazárraga (al que se le murió tras una cogida el torero El Litri, porque se le gangrenaron las heridas);  Lazárraga operó a González  Marín  a vida o muerte. Pero según el propio galeno, Gonzalez Marín se le quedó prácticamente en las manos. Toda la prensa de España dio la noticia de la muerte del genial actor cartameño (oh, Cártama…), que ratificó con su parte el cirujano (yo tengo los recortes de prensa  dando la noticia de su muerte). El milagro: A mí, mi amigo del alma, me contó llorando como la Virgen se le apareció a los pies de su cama y le dijo que lo iba a salvar…” y, lo salvó. Luego él, salvó para Cártama, a su Patrona Ntra. Señora  de los Remedios y su tradición de siglos. ¡Oh, Cártama…!

ANUNCIO: que cuando termine esta serie historiológica, posiblemente deje de escribir en Internet, aunque por supuesto,  sí en mi blogs; ya ampliaré: Yo he dedicado mi vida a mi pueblo ( haré oportuno balance escrito de ello), y el respeto a mi propia estima no me permite tolerar insultos por el delito de decir siempre la verdad. ¡Pero!, vaya por delante mi agradecimiento a los directivos de “Cártama no sólo fotos”, Juan Gutiérrez, Pablo Rebollar, y otros cuyo nombre lamento no recordar en este momento, quienes sabiendo como pienso y mi insobornable apego a la verdad, siempre me abrieron las puertas de este grupo mediático. Pero antes, si me lo permiten,  seguiré compartiendo con nuestros paisanos cosas de nuestra  Patrona la Virgen de los Remedios, que por mis años,  he vivido y conozco. Gracias. (Perdonen posibles lapsus  de redacción).

rancisco Baquero Luque Quiero aclarar sin demora que los exabruptos a que me refiero no han sido desde las páginas mediaticas de las redes, sino por el correo interior y otros recursos inaceptables, que no alcanzan a producir mella ni desasosiego en mi, sino simple rechazo por injustos.