jueves, 9 de abril de 2020

UNA SANACIÓN CIENTÍFICAMENTE INEXPLICABLE

Fotos de la Feria de Cártama 2013 - Ayuntamiento de Cártama
     
(Revivir  tiempos pasados es honra de los pueblos,
placer del espíritu y enseñanza del entendimiento)
                              
Francisco Cañamero (“Paco de Los Pitos” para el pueblo), natural y vecino de Cártama, constituyó un caso de sanación providencial, totalmente inexplicable para la ciencia médica.

 Me contó mi viejo y querido amigo, Vicente Castro García (q. e. p. d.), que cuando llevó a un hijo suyo a la consulta del doctor Manuel Sarria de Málaga, éste, al saber que era de Cártama, le comentó que un paciente suyo de este pueblo, Francisco Cañamero, murió sin que él pudiese hacer nada para curarlo; cuando acudió a su consulta, el cáncer estaba ya muy avanzado. – “Don Manuel, pero si éste hombre vive y está más sano que usted y que yo…” – “¡Imposible!, Vicente, será otra persona. Aquel hombre no tenía cura posible… Por favor, si es el mismo, dígale que quiero verlo, le rogó el doctor, ya en expectativa profesional, a Vicente Castro García  (“Vicente de la Estacada”, como le conocíamos todos).

 En efecto, la familia de Francisco Cañamero, y él mismo, siempre tuvieron por milagrosa su curación. Y, como hecho providencial, lo recoge en uno de sus números la revista mariana, “Miriam”, de la que debo un ejemplar al hermano lego, Antonio Díaz, residente en la Iglesia de Stella Mari, religioso cartameño de esos que, si existe cielo, que debe existir aunque no esté  confirmado, él entrará sin pasar por ningún fielato y sin necesidad de enseñar el carné de identidad.

A Paco Cañamero, según costumbre ancestral de este pueblo, lo estaba velando  ya el vecindario más próximo, por haber entrado en un estado de pre agonía. Su enfermedad, cáncer en estado terminal, era ya, según criterio de varios médicos, totalmente irreversible.

 Al percibir  Paco de los Pitos desde su cama tanta gente en sus cercanías dijo: “¡Qué jaleo!, ¿voy a morir ya?, ¿que hace aquí  to esa gente?”.
Sus hijas, costureras, arreglaron la cuestión diciéndole: “Padre, es que vienen a probarse las mujeres a las que les estamos haciendo vestidos para el día de la Patrona”. En efecto, al siguiente día  bajaron  de su  Ermita a la Iglesia parroquial  a la Virgen  Remediadora.

Pese a su gravedad, Paco quiso verla. Cuando la Sagrada Imagen estuvo frente a su casa, sostenido por varios familiares, lo asomaron a la ventana de su dormitorio, encontrándose cara a cara con la Virgen, al haber dado orden el capataz de trono, Paco el Sacristán, de girarla en ese sentido.

 Fue una vivencia especialmente emotiva, ver a aquel hombre con el rostro ya afilado en fase pre mortuoria, transido por una fe visible  para todos  en su faz según me dijeron, mientras musitaba, sacando fuerzas de donde no existían, una plegaria a su Virgen de los Remedios.

 Cuando llevaron ante el  doctor Sarria a “Paco Cañamero”, tal aquel pidió por mediación de Vicente Castro, el doctor pudo comprobar que era el mismo que él (el mejor especialista de estómago que había en Málaga entonces) había desahuciado, y que pese a su diagnóstico soportado en toda clase de pruebas,  ahora estaba  sano como una roca, pese, repito, a que  ya lo tenía por muerto.

 Las palabras del doctor, tras auscultarle a fondo y examinar radiografías que le mostraron y suyas propias, y convencerse de que había sanado inexplicablemente, fueron de este tenor: “Francisco, debe  creer que existe Dios, porque a usted sólo podía salvarlo Él. Según me dices, ha sido a través de su Madre. ¡Buena Medianera,   pues, tiene usted!”.

Francisco Cañamero, murió con 86 años, a los 18 de haber sido desahuciado médicamente.

Yo entonces padecía úlceras de estómago con hemorragias y me asistía el doctor Manuel Sarria, con consulta  frente al Cine Goya. Cuando fui un día  a verle con ese motivo, me confesó que estaba sobrecogido por    el caso médico de “Paco de los Pitos” de Cártama.