domingo, 7 de abril de 2024

 A don Jorge Gallardo: Con toda serenidad y respeto quiero, Jorge, que con igual serenidad que te estoy yo hablando hoy, analicemos el siguiente extremo que no es la única vez que habéis recurrido a ella de forma alarmante moralmente:

No contento con el oprobio de quitarle ilegítimamente su nombre ilustre al Teatro que lo ha llevado siempre, ahora remacha el oprobio con regodeo obsceno, pintando su fachada principal cual es la de Calle Juan Carlos l, y dibujando en la misma las efigies recalcitrantes, ayunas de prudencia y sin venir a cuento, del ABENCERRAGE y LA JARIFA, al parecer, su amor platónico o su manera de exaltar a los moros que nos odian.
Y lo mismo hicisteis cuando le quitasteis el nombre que le puso la directiva del Club del fútbol al Campo de deportes que CÁRTAMA tenía porque su construcción en mayor medida se debió a González Marín.
El, ni siquiera estaba en España cuando la directiva agradecida al Preclaro paisano, lo acordó por unanimidad sin que el se enterara hasta que volvió a CÁRTAMA y, el Club, le ofreció un homenaje multitudinario en el Bar los Futbolines.
Cuando arribasteis los socialistas a la alcaldía, os apresurasteis a quitarle su nombre y, también, con el agravio comparativo despectivo de ponerle el de un pobre hombre un tanto enfermo, que iba por las calles con ropas de convoy del oeste proclamándose cherif de Cártama. O sea, que tenéis los socialistas, unos por acción y otros por cobarde omisión, unas malas entrañas que aterran.
Estimado don Jorge, usted es una rémora en todos los sentidos para Cártama y, debiera dimitir y dedicarse a sembrar nabos, calabazas y jopitos, previo el arrancado de todos los limoneros de la Vega cartameña, que es su vocación según carta suya que conservo. Por favor, reportose usted; se ha pasado diez pueblos.