A LA MADRE
Te traigo, madre, un poema
Como diadema de pedrería
Para tu linda frente serena.
Para tu linda frente surcada
Por las arrugas de tus pesares,
Para tu frente rubia como trigales.
Al nacer, sentí que tu nombre, madre,
Como el sol de cada día, alumbraría
Mis torpes pasos entre zarzales.
Tus ojos, alas doradas de mariposas,
Refugio firme de vendavales,
Brincan, como zarzales…
En tu ausencia he comprendido que eres el ángel
Que vela mi indeciso y torpe peregrinar hacia a ti,
Y que me esperas, junto a María, en un cielo de
alelí.
Ahora, como respuesta de mi sino,
Me queda la amada buena y santa,
Y el hijo, aroma de trigo recién molido…